domingo, 10 de diciembre de 2017

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 106 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus).......2



“Tendremos que invocarlo tocando las maracas mágicas junto a tres fogatas. Así es el rito. Cuando esté aquí, quizás pueda decirnos donde se encuentra la diosa Inhimpitu”, añadió Anbaibe fumándose un tabaco que le habían traido los Coyaimas desde el país de los Pijaos “De aquí a un rato, cuando anochezca, invocaremos a Maleiwa. Algo importante y bueno nos dirá, de eso estoy seguro” dijo el brujo entrando al rancho para seguir su adoración al universo.
Faltaban pocas horas para que el sol se descolgara detrás del mundo y empezara la noche. De modo que los visitantes caminaron, rodeados del pueblo que no los dejaba, mientras otra porción de multitud estaba con el cóndor, admirados que hubiera llegado desde la luna.
De pronto el Tunjo sacó la cabeza de la ruana en que Millaray lo llevaba y dijo “Me gustan mucho los Wayúu porque son fiesteros y porque saben que las riquezas del mar son de ellos” y volvió a meter la cabeza entre la ruana mientras el pueblo se admiraba viendo y escuchando a un bebé hablar de ese modo. Millaray explicó el misterio del tunjo “lo encontramos hace tiempos en un bosque del país de la nieve. Lloraba. Estaba solo, con hambre y frio. Acercándonos nos dijo que si lo ayudábamos y le dábamos compañía, nos haría las personas mas ricas de Columbus porque sus cagadas son de oro”. “verdad, caga oro ese niño? Se decían los indios, asombrados, y le pedían a Millaray que los dejara verlo porque ese bebé era único en el mundo. Y Millaray lo mostraba mientras el Tunjo torcía la cara de disgusto, y cerraba los ojos porque la luz tan brillante de aquellas tierras le fastidiaba mucho.
Así llegó la noche, y el pueblo encendió antorchas amarradas en postes frente a los ranchos y también en los tallos de los árboles cercanos. Hicieron fogatas frente a las chozas…… Prontamente chisporrotearon lanzando chispas de colores al espacio donde se perdían…..en lo oscuro mientras Anbaibe sus hijos y el brujo, iban a donde Ewandama y su hijo, Cajamarca y Millaray, seguidos por los ojos del pueblo para ver que iban a hacer.
“Haremos la invocación a Maleiwa, lejos de los ranchos para que los gritos, los regaños, los ladridos, los rebuznos no nos interrumpan” dijo el brujo recogiendo los palos, las cáscaras, las ramas y hojas que habían por allí, ayudado por El cacique, por Nutibara y Quimunchú que no se separaban. Cuando tuvieron tres altos montones de troncos y otros materiales, Nutibara les metió candela con una antorcha, y cuando el fuego creció, untaron sus cuerpos con aceites fragantes y con polvo de oro que mandaron traer del rancho del cacique y que los hacia relucientes y mágicos, llamando a Maleiwa con las roncas voces, haciendo sonar las maracas mágicas que solo los Wayúu tenían……..Habia sido un regalo del dios de los arawak, Takima, que tenía rostro de pájaro y cuerpo de hombre y que era gran amigo de la diosa Inhimpitu. Se las había dado para que se comunicaran con cualquier parte del universo y con sus dioses.  “OH,oh,oh gran dios nuestro Maleiwa, escucha nuestros ruegos. No desoigas los pedidos. Ahora te necesitamos urgente, te pedimos que nos escuches.






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