lunes, 14 de agosto de 2017

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 90 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus).....2



Salieron luego, caminando entre la gente que ya presentía algo raro en la actitud de los jóvenes. El modo nervioso y afanado de ellos y del cóndor los ponía excitados presintiendo una rara soledad en el ambiente.
Millaray vió al cacique de la tribu, sentado en un grueso tronco al lado de una choza y acercándose a donde estaba, le dijo “Noble cacique, hemos estado mucho tiempo aquí, aprendiendo cosas de usted y de su gente. Hemos reído y llorado juntos, hemos trabajado y sudado a chorros, dándole gracias a la tierra por lo que tenemos y por lo que somos, pero ahora nos iremos, no podemos quedarnos mas tiempo aquí. Tenemos que ir a otros pueblos a buscar algo que necesitamos con urgencia”. “Verdad niña Millaray? Se van así de repente, sin habernos anunciado nada? Sepan que me pongo triste por eso,  y que el pueblo también se sentirá así. Ustedes nos han enseñado lo que sabemos y no lo olvidaremos. Pero . . . se irán con el pájaro sagrado?” preguntó el cacique con la mirada perdida en la selva.  “Si, gran cacique, volaremos con el. El conoce los caminos del espacio, del aire y de las nubes y nos llevará a donde queramos, sin problemas”. “Pero jovencita, si vé la preocupación de la gente que va y viene mirándonos y háblandose en secreto?. Ellos saben que ustedes se van y tratan de organizar una despedida.  Están tristes y dicen qué harán sin ustedes” dijo el cacique que se había quitado su corona de plumas, rascándose la cabeza, confundido como todos. Entonces Millaray habló entre el silencio de hombres y mujeres que no querían moverse….. ni hacer nada. “Pueblo Emberá-Catío. Nunca habíamos vivido tanto tiempo en un pueblo tan trabajador, tan amable y querido como éste.  Cajamarca y yo nos hemos alegrado  por estar aquí, pero ahora tenemos que irnos a la región de los Waunana, que viven no lejos de éste caserío. Cualquier tarde volveremos a visitarlos para ver como se multiplica la gente y cuantas chozas han construido.
Ahorita el cóndor ya está listo y nos espera, como pueden ver”.
Ahí Cajamarca llegó, evitando alargar mas el momento.
Les dijo. “Volaremos a la tribu de los Waunana, que de algún modo son parientes suyos. El cóndor quiere conocerlos, de modo que no estaremos lejos y en unos días vendremos otra vez. No se afanen y si alguno quiere acompañarnos, pues no haga sino subirse a las costillas del cóndor y venirse con nosotros. Quien irá?” les preguntó, pero ninguno contestó. Entonces el cacique dijo “No se afane joven Cajamarca. Vayan a donde los waunana, hagan lo que tienen que hacer y nosotros los esperaremos mientras la vida pasa. Ahora que sabemos a donde van, estaremos tranquilos. Nos comunicaremos con señales de humo, con sonidos de cuernos y tambores y con mensajeros que correrán todo el trayecto hasta allá, llevándoles regalos de oro y diamantes”.

Y cuando la tribu oyó que no estarían lejos, se relajó, hablando y riendo como siempre.






No hay comentarios:

Publicar un comentario