Después,
la tribu no dejó que Millaray y Cajamarca se fueran……. Iban a necesitarlos
mucho tiempo.
Una
mañana, el joven Cajamarca madrugó a traer gruesos palos que le servirían para
hacer una choza.
Les
iba a enseñar cómo vivir mejor y mas tranquilos, guardándose de los peligros
que eran muchos en esa selva honda y oscura. Protegiéndose del sereno, de los
animales salvajes, de los intensos aguaceros, de los ventarrones, y en fin
darles un medio para descansar, criar a sus hijos y dormir bien, como debía ser
para un humano.
Con
sus idas al monte y sus venidas, fue amontonando las columnas en un sitio
despejado a donde llegaba buena luz y desde donde podía ver a la gente.
Lo
mismo hizo al dia siguiente, ayudado por algunos hombres que no lo dejaban solo,
y cuando consiguió también hojas de palma que le servirían en la fabricación del
techo, empezó a hacer grandes huecos en la tierra. Algunos hombres medio
entendidos y colaboradores trajeron palos a los que sacaban punta para aflojar el
suelo, a manera de barretones. Así, muchos quisieron trabajar pero todavía no
lo hacían bien. Cajamarca se comunicaba con gestos diciéndoles que primero miraran
para que aprendieran.
Abrieron
hartos huecos, usando como medida una fibra vegetal amarrada de dos estacas mas
o menos a diez metros de distancia, que les indicaba la dirección para que los
postes no quedaran salidos o muy metidos
en la línea recta proyectada.
Levantó
un primer palo enderezándolo en su vertical, ayudado por una cabuya y una
piedra amarrada en un extremo que le servìa de plomada. Después lo fue
asegurando en la base con grandes piedras traídas del rio, echándole tierra y
ajustándola con los pisones, hasta que el palo resistió, quedando completamente
vertical y seguro.
Así los hombres ayudaron a clavar los otros
postes. Cajamarca les atravesaba otros palos y varas, amarràndolos con bejucos fuertes
para mas tarde, echar la arcilla entre
ellos y formar las pardes.
Empezó
a levantar el techo de varas largas sobre las columnas y a ponerle la palma que
estaba amontonada a un lado de varios postes, cosa que hizo en un rato, porque
los nativos se le iban alcanzando.
Ahora faltaba mojar la arcilla y mezclarla con
las fuertes fibras vegetales para echarla luego
No hay comentarios:
Publicar un comentario