lunes, 26 de junio de 2017

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 82 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus).........2



Pero se dieron cuenta que al pie de la fogata sentían calor, y se alegraron aprendiendo a mirarse y sonreir.
Señalaban a los jóvenes a los que aceptaron como jefes . . .o sus dioses, a los que sin duda obedecerían.
Ese dia, Cajamarca aprovechó el fuego de la gran pira, asando un marrano salvaje, cazado por uno de esos hombres, que lo trajo en sus espaldas entre los estremecedores gritos del animal. Lo sacrificaron con un cuchillo de piedra y cuando estuvo muerto, le chamuscaron las cerdas entre los berridos asombrados de la gente que veía salir el humo, mezclado con los olores de la carne.
Después, Cajamarca fue a la orilla del rio, con la tribu detrás. Abrió el animal con un cortante cuchillo de oro, sacándole los intestinos que lavó bien, lo mismo que la carne, echándola en costales de fibra de maguey que llevaba en su equipaje.
Se cargó un costal lleno de carne, en la espalda, mientras un rudo hombre cogió el otro costal, yéndose a su lado hasta el pie de la fogata donde todo el mundo se arrimó para ver que era lo que ese visitante iba a hacer.
El joven, ayudado por Millaray, sacó sal del joto.
Friccionó la carne, y cuando estuvo adobada usando hierbas aromáticas, la montaron en largos palos sujetados en gruesas horquetas clavadas, y alistadas desde hacía rato, a lado y lado de la fogata.
En poquito tiempo la carne empezó a chirriar, soltando abundante grasa agrandando la candela, dándole colores a las llamas, y olores al ambiente, hasta que finalmente estuvo asada, entonces Millaray y Cajamarca cortaron pedazos para que la tribu probara. Lo que hicieron en seguida, fue ir al monte a conseguir mas animales para asarlos y calmar el deseo.
En poco tiempo volvieron con cabras, gurres, con terneros. . . y entre señas, le pedían a Cajamarca que les enseñara a prender mas fogatas, lavar las carnes y acomodarla en los palos, después de mucho  bregar con la enseñanza.
Cajamarca les regaló sal.
Ese dia aprendieron a decir  “Carne”, aprendieron también la palabra “sal”, y la palabra “Fuego”. Estaban felices y se abrazaban, y corrían, y brincaban mordiéndose dichosos.
Después, la tribu no dejó que Millaray y Cajamarca se fueran……. Iban a necesitarlos mucho tiempo.

Una mañana, el joven Cajamarca madrugó a traer gruesos palos que le servirían para hacer una choza.

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