Iban
seguidos por la multitud que los miraba curiosa, entre sonrisas sexuales maliciosas.
En
la orilla del rio, los pocos
competidores que quedaban se miraron, midiéndose las fuerzas, olvidando a la
muchedumbre y lanzándose en grupo al
agua para ir seguros y defenderse de los
ataques acuaticos que con seguridad serían violentos.
Habían
bufeus de hasta dos metros de largo venidos del Amazonas por ríos desconocidos.
Tenían la piel lisa y mucha fuerza……. Invencibles.
Los
nueve jóvenes no se separarían y en cambio se defenderían en equipo resistiendo
las embestidas de los grandes y celosos peces que ya habían olfateado el
peligro y la próxima batalla.
Fueron
bajando los combatientes al hondo lìquido, buscando el sitio donde pudieran
estar las mujeres, pero el agua era oscura por el barro que arrastraba y
dificultaba el rastreo……..la búsqueda femenina.
Miraban
entre las piedras en silencio, en medio de la vegetación ocultante de muchos
lugares. Tambièn rondaban mas allá, en sitios que presentían peligrosos,
mientras centenares de peces pasaban en cardúmenes saludándolos o avisándolos
de los peligros.
En
media hora de búsqueda no vieron nada sospechoso.
De
pronto, sin darles tiempo a recuperarse de la sorpresa, de atrás de algunas
rocas, mas de veinticinco bufeus hembra se vinieron en manada rodeándolos para
que ninguno escapara. Esa era una
oportunidad como ninguna para las bufeu que podrían tener los maridos que
quisieran, sin tanto esfuerzo.
Se vinieron como flechas entre los muchachos,
queriendo empujarlos a sus escondites, pero los guerreros les daban con las
hachas en el cuerpo, con los garrotes en las cabezas, clavándoles las lanzas y
matando mas de siete en poco tiempo.
Entonces una de las bufeu viendo que los jóvenes iban armados les propuso algo que parecía interesante.
“Valientes guerreros Guane. Sabemos que ustedes buscan a los bufeus jefe, macho
y hembra para capturarlos y eliminarlos, y sabemos también que pueden
conseguirlo porque sus armas son mortales y nos matarían en menos de un
momento, por eso les ayudaremos a que se lleven al bufeu macho jefe, con tal
que rescaten a sus mujeres, llevandolas a la superficie, porque a causa de
ellas, esos peces no voltean a mirarnos. Quieren estar solo con las jóvenes de
sus tribus, que les parecen hermosas y sensuales. Se sienten felices a su lado.
Iremos
con ustedes hasta donde las tienen y los atacaremos formando un desconcierto como
nunca se ha hecho.
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