sábado, 21 de mayo de 2016

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 33 (La fantàstica y desconocida historia de los pueblos indìgenas de Columbus)...........LIBRO SEGUNDO



Así se fueron volando al occidente, pasando entre gruesas nubes de colores opacos en todo el trayecto. Los huesos se les penetraban por el frio, de modo que se metieron entre las plumas mas suaves, quedándose dormidos en poco tiempo. El cóndor aprovechó la frescura para impulsarse en el espacio como pocas veces lo hacía, hasta llegar a las famosas montañas de esmeralda de los Muzos, codiciadas por todos los pueblos que tenían conocimiento de ellas, a causa de sus riquezas que parecían multiplicarse con los amaneceres.
Centenares de indígenas caminaban en esas montañas vigilándolas para que nadie las robara. Otros estaban sentados mirando la lejanía mientras muchos escarbaban las rocas con palos o coas, herramientas de madera fabricadas especialmente para eso, llenando bolsos de piel de ovejo con las esmeraldas que encontraban allí como piedras rutinarias en los caminos.
Eran los Muzos un pueblo guerrero compuesto por tribus desordenadas, sin reglas, sin normas comunitarias, casi sin ley.
 Sus cabezas eran deformes. Desde la niñéz, las aplanaban a los lados, o en la frente y el occipital, usando pedazos de madera que se amarraban forzando los huesos del cràneo a buscar otra ubicaciòn , como lo hacían la mayoría de tribus Pijao. Aparecìan agresivos y daban miedo a los enemigos en las batallas.
Los Muzos no pertenecían al imperio de los Muiscas, con los que mantenían en guerra permanente por el territorio que habitaban en el oriente y con los que no se entendían porque no hablaban el mismo dialecto. Estaban emparentados con los Caribes a los que pertenecían las tribus Pijao, pero solo por su belicosidad y sus costumbres libertinas, porque tampoco hablaban el dialecto de ellos, de modo que eran un pueblo ajeno, extraño y odiado entre esas vastas comunidades.

Eran vecinos de los Panches por un sector del rio Magdalena y por los indios Mariquitas que vivían allí. Tenían espesas selvas por el norte, donde se refugiaban para atacar sorpresivamente a los enemigos. Al oriente eran vecinos con los Muiscas con los que no se toleraban. Constantemente tenían batallas con ellos porque también querían ser dueños de las montañas de esmeralda junto con sus mujeres por ser tan ricas y por tener tantas piedras finas como pocas en Columbus.

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