sábado, 2 de abril de 2016

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 27 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus)...........LIBRO SEGUNDO



Entretanto las hogueras ardían crepitantes mandando al cielo las llamas retorcidas que se perdìan misteriosas en el viento entre chispas de colores; el humo perfumado como nube de incienso tapaba la luz del sol, y los ecos multiplicados de la naturaleza, muy confusos resonaban encima del agua, en los valles cercanos, en el espacio y en las colinas.
El estruendo de los cánticos sagrados, de los cuernos, de los tambores y maracas, de los gritos implorantes y de las flautas era inolvidable. Todos llevarían en su mente, en su sangre y en su corazón, la gloria de esos sacrificios que los ponían en armonía con las estrellas, con los dioses  y con el universo total.
         Terminada la ceremonia del agua, el rey y los vasallos se entregaron a la alegría desmedida, a la bebida fermentada de maíz. La chicha que corría a torrentes entre el pueblo gritando bailando, saltando y riéndose indecorosos y muy escandalosos.  Despues de dos o tres días de jolgorio alrededor del agua y entre las fogatas que no dejaban apagar para que no les faltara la luz, la comida caliente y el calor, el rey fue conducido por los súbditos a su fortaleza de gruesos troncos, cónico techo de paja fina, paredes seguras, esteras y hamacas de colores donde descansaría sin molestias.
No era el regreso al pueblo, tan ordenado y solemne como había sido la marcha a la laguna. La gente iba borracha y sin muchas fuerzas buscando sus chozas con ganas de echarse a dormir y a descansar muchas horas.
Hay que decir que bajo las aguas de la laguna yacen todavía los tesoros que allí fueron arrojados en esos tiempos por tribus enteras. Sin embargo parece que Xué, el dios del sol, y Bochica velan sobre ellos para que nadie los profane.
Por fin cuando todo quedó solo, Millaray y Cajamarca caminaron hasta la laguna que brillaba rara y bella, como si tuviera luz por dentro. Encendieron apresurados tres fogatas invocando, como les había aconsejado la diosa Bachué, la presencia del gran mago Idacansás, el mago mas poderoso de los Muiscas con el que debían hablar para que les revelara un secreto. Le dijeron al Tunjo “Tunjo ayúdenos a que el mago Idacansás venga aquí rápidamente. Recuerde que la diosa Bachué nos dijo que debíamos hablar con el”. “No se preocupen, amigos. Lo haré venir inmediatamente”, gritó dentro de las ruanas donde mantenía abrigado. “Yo también lo hechizaré y lo haré venir con mi canto” dijo el pájaro de mil colores que revoloteaba sobre el agua mojándose el plumaje. Quería bañarse con aquellas aguas afortunadas, sagradas y famosas de Columbus, difíciles de encontrar en otras partes.
“Pero sáquenme de aquí, sáquenme de aquí” gritó de pronto el Tunjo estrujándose fastidioso entre las ruanas. 





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