“Nos
iremos temprano para aprovechar el dia completamente” dijo de pronto Cajamarca
masticando un trozo de carne blanda. “Si. Es bueno empezar el dia con el sol”
respondió Iguaque que comía apresurado como si fueran a quitarle. “Saldré a
mirar al cóndor para asegurarme que descanse bien” dijo Cajamarca parándose y
asomándose a la puerta, viendo al cóndor lejos buscando animales para
alimentarse, y examinando tambièn un buen sitio para pasar la noche. “Con el no
hay problemas” dijo entrando otra vez. “El cóndor se defiende solo. No tenemos
que preocuparnos por el ”. “Yo lo vi cuando venían en las nubes” dijo Iguaque
con la boca llena “Pero como un indígena
pijao, de la tribu de los Sutagaos me habló alguna vez de él, diciéndome que
era el ave insignia de Columbus, supe que se trataba de esa ave fantástica y
gigantesca llegada de las estrellas. Tienen que cuidarla y quererla mucho”
añadió terminando con su totumada de comida y alistándose a tomar otra de
chicha que lo haría dormir profundo hasta el siguiente dia.
Cuando
todos terminaron la comida, les trajo también chicha que tomaron despacio,
diciendo cosas.
Las
estrellas empezaban a asomarse por las rendijas de las nubes. Muchas guiñaban
sus ojos a los habitantes de las tribus que las adoraban pidiéndoles
cumplimiento a sus deseos
Como
los visitantes todavía no querían acostarse, se estuvieron afuera mirando el
cielo y las constelaciones “El cielo tiene muchos dioses” dijo de pronto
Millaray señalando una estrella voladora que finalmente cayó encima de un árbol
a lo lejos. “El sol tiene un dios que muchos adoramos, lo mismo que la luna y
las estrellas. Los bosques, las minas y los rios también tienen dioses que los cuidan y que se
enfurecen cuando se sienten violados en sus leyes. A veces me llegan malos
pensamientos y digo que dentro de muchos años el hombre acabará con el mundo y
matará a los dioses dejando todo en el vacío o peor, en un desorden que nos
hará empezar de nuevo. Desde la creación de las palabras y el invento del fuego”
respondió Bachué mirando relampaguear una estrella gigante que quizás fuera un
sol lejano, un sol de la eternidad. “Yo adoro al tigre y al león por su fuerza
y su velocidad” dijo Iguaque. “También adoro a las serpientes porque nos enseñan
la prudencia y la rapidéz. Nos dicen que siempre debemos estar alertas y en vigilancia”.
“Todo en la naturaleza es sagrado” dijo Cajamarca agarrando una candelilla que
se le paró en el brazo.
…………….Así
pasó el tiempo hasta que sintieron ganas de dormir. Entraron al rancho y se
acomodaron en las esteras y en las hamacas diciendo “Hasta mañana. Que los
dioses los cuiden y los protejan”.
“Gracias” respondieron los otros preparándose a soñar.

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