Antes
de darles de comer, les ofreció chicha que los cuatro tomaron, sentados en una
larga banca de madera a la que se le había perdido el tiempo. “Se quedarán ésta
noche aquí y mañana podrán irse al sitio que quieran……. A donde irán?” les
preguntó la diosa, y sin esperar respuesta les dijo “Yo les aconsejaría que
visitaran el lago místico. Es un lugar sagrado en el que tendrán que bañarse
frotándose oro en todo el cuerpo después de untarse aceite de plantas escogidas,
y a donde lanzarán esmeraldas y diamantes que nosotros les daremos para que la
diosa del agua, Chie los bendiga y así les vaya bien en sus aventuras.
Deberán
invocar al mago Idacansás, el mas poderoso mago de los Muiscas, para que llegue
a donde ustedes estan, los purifique con sus ritos, sacrificios a los dioses y sus bendiciones, y les indique a donde
deben ir en su viaje. Creo que eso es lo correcto en éste momento” terminó de
aconsejar Bachué mirando al pájaro de mil colores que cantaba una canción
desconocida y linda. Se había parado en una horqueta vieja en un rincón del
rancho y que servía para colgar costales con comida, carne ahumada, cobijas,
ruanas, y otras cosas como rejos y palos para espantar los perros. “Haremos lo
que nos indique, diosa. Ustéd tiene la sabiduría para decirnos lo que nos conviene
” contestó Cajamarca observando a Iguaque que a pesar de tener mas de mil y
pico de años, parecía un hombre de treinta y ocho. “Como hará para mantenerse
así?” pensaba Cajamarca, prometiéndose que algún día también el sería dueño de
esos secretos que lo harían inmortal y poderoso.
“Deben
ir a la laguna de Guatavita donde el Zipa de ese imperio Muisca hace ofrendas a
la diosa del agua, Chie y donde se celebran las mejores fiestas, acompañados
por las tribus de allá. “Si usted nos aconseja eso, mañana mismo iremos a esa
laguna, gran diosa Bachué. Ojalá encontremos al mago Idacansás. El quizás nos
indicará el camino para ir a la montaña brillante, como usted lo ha anunciado”
dijo Millaray mirando una hamaca colgada de dos columnas de madera que
sostenían el techo y donde quería meterse a descansar. Como Iguaque se dio
cuenta de eso, fue a un rincón, sacando otra hamaca que amarró también a dos
columnas, invitando al joven Cajamarca a que se acostara “Pueden usar esas
hamacas, distinguidos jóvenes Pijaos, pero esperen un momento les traigo carne
de ovejo y papas para que coman. Están deliciosas”.
Corrió
Iguaque al fogón, poniendo en cuatro totumas, pedazos de carne asada, papas
sancochadas y fríjoles guisados con cebollas y tomates, que algunos Muiscas les
traían en abundancia. Cogió dos de esas totumas pasándoselas a millaray y a
Cajamarca que las recibieron contentos “Coman. Si no alimentamos el cuerpo, no
tendremos fuerzas para conseguir lo que queremos” dijo sonriendo, y estirando
los brazos a cada uno de los jóvenes que las recibieron diciendo “Gracias” aplicándose a comer con rústicas cucharas de
madera.
Volvió
Iguaque al fogón, trayendo las otras dos totumas. Una la pasó a su madre Bachué
que la recibió pasando saliva porque tenía hambre “Gracias hijo. Esta comida
está fantástica” y se aplicó a comer con su cuchara de madera mientras su hijo
se acomodaba en la estera, recostándose en la pared de bahareque para estar mas
cómodo.
“Nos
iremos temprano para aprovechar el dia completamente” dijo de pronto Cajamarca
masticando un trozo de carne blanda. “Si. Es bueno empezar el dia con el sol”
respondió Iguaque que comía apresurado como si fueran a quitarle. “Saldré a
mirar al cóndor para asegurarme que descanse bien” dijo Cajamarca parándose y
asomándose a la puerta, viendo al cóndor lejos buscando animales para
alimentarse, y examinando tambièn un buen sitio para pasar la noche.
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