jueves, 5 de noviembre de 2015

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 7 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus) LIBRO SEGUNDO



Entonces la muchedumbre como una avalancha llegó entre empujones  y voces bajas a los lados del ave que se había acurrucado a descansar.
Se mantuvieron a distancia, mirando también a Cajamarca, a Millaray y a Bachué que estaba medio oculta en la maleza.
Entonces Los ruidos terminaron.
Hablaban bajo esperando que el pájaro se pusiera de pié para verlo bien, para conocerle sus detalles, pero el cóndor solo quería descansar, únicamente le interesaba eso. Cayó de pronto en un hondo sueño. En un interminable camino en penumbras, donde no escuchaba nada y donde no veía absolutamente nada.
Bla, bla, bla. Así fue toda la noche para la gente asombrada y algo temerosa.
Hubo gran luz de fogatas y antorchas subidas y encendidas en la colina para ver a los recién llegados que eran tan misteriosos para ellos.
En la mañana  el pueblo bajó a los alrededores del templo, esperando la llegada de los sacerdotes y del cacique Suamox que se demorarían un tiempo con el niño, alistàndolo para el sacrificio y la sagrada ceremonia al Sol. 

“Hace muchos años, el Sol quiso reencarnar en una mujer chibcha para tener su hijo, el hijo del sol en algún lugar de la tierra. Las mujeres chibchas se enteraron de eso, por lo cual, todas las mañanas se desnudaban en las chozas, en los ríos, en las rocas, en los caminos y en la selva, dispuestas a que el sol las poseyera. Habían niñas, adolescentes, mujeres jóvenes y mujeres maduras, todas desnudas y anhelantes de tener sexo con el sol. Se maquillaban la cara y el cuerpo con colores fuertes para que el dios Xué las viera bellas. Esperaban los rayos del astro rey para que las preñara entre gritos felices y gemidos de placer que las montañas, las estrellas y las nubes con seguridad escucharían.

Tiempo después de los intentos de fecundación de las mujeres, los indígenas conocieron que el sol quería enviar sus rayos a una doncella del pueblo de Guachetá, quien habría de parir, de los rayos divinos, quedando sin embargo completamente virgen.

En toda la región se conoció la noticia, la cual fue acatada por las dos hijas doncellas del cacique de Guachetá, deseosas ambas de que sucediese el milagro. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario