miércoles, 2 de septiembre de 2015

EL PAIS DE LA NIEVE 103 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus)



El còndor también miraba la cuerda embelesado, lanzando de pronto un alto grito “Gggrrrrrrr” como si saludara al celestial visitante. El pájaro de mil colores casi se enloquecía volando alrededor de la cuerda en una alegría que ni Millaray ni Cajamarca le habían visto en todo el tiempo junto a el. Cantaba trastornado subiendo y bajando al lado de la luminosa cuerda, hasta que sintió el llamado del Tunjo invitándolo a que se tranquilizara.
Zulia estaba fuera de si, volando de arriba abajo por la cuerda sagrada. Volaba también alrededor de ella en una alegría que no le cabìa en el pecho ni en la sangre. Sus alas tambièn fueron poniéndose brillantes como diciendo que habían sido un regalo del cielo y de las estrellas y que por eso estaba feliz.
El ambiente era tan mágico en ese lugar y  tiempo,  que los danzantes de pronto se elevaron inconcientes en el aire nocturno en dicha incontenible. El còndor se fue detrás de ellos gritando “Ggggrrrrrr” pareciendo también un condor de fuego porque sus alas y todo su cuerpo se iluminaron como si estuviera botando llamas de todos los colores pero llamas no quemantes. Era que el cielo, el sol y varias estrellas se habían trasladado a la tierra en èste momento, enseñándole a los Motilones como era la vida en las altas regiones sagradas.
Por fin Sabaseba estuvo en tierra y todo enmudeciò. Callò la selva, callò el pueblo y callò todo, en homenaje a un dios mantenedor de la vida y cuidador de la tierra. Ahì no hubo necesidad de palabras. Todos entraron en un trance divino y comprendieron la razón de su vida. Se les abrió el entendimiento y por un rato se volvieron sabios, semejantes a sus dioses. Aborìgenes, cacique, brujo, ancianos, visitantes, Zulia, Tunjo, còndor y pájaro de mil colores supieron que todos eran solo uno y vivieron en dicha y gozo inexplicable un buen rato, hasta que un torbellino de luz  violeta los rodeò tragándoselos inexplicable y desapareciendo repentino de aquel espacio.
Al volver a la rutina terrestre, Millaray, Cajamarca y el còndor se encontraron en el corazón del mundo, o país de los Tayronas, “los hijos del tigre”.
Despertaron silenciosos, con un sentimiento de intenso poder en su cuerpo, en su mente, en sus corazones. 

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