Pero como las ceremonias de aquel dia no terminaban
ahì, muchos indios fueron al bosque a traer leña con el fin de encender siete
fogatas sagradas alrededor de las que danzarìan muchos hombres, mujeres y niños,
acompañados de tamboras, flautas, y cuernos, para invocar a su otro dios,
Sabaseba, que les habìa dado la luz, porque antes de èl solo había oscuridad.
Este dios les estructurò la tierra dándole la forma que tiene, para que
vivieran bien y sin necesidades.
Los Motilones habían creado una cuerda hecha con
pelos añadidos de animales de toda clase haciéndola subir hasta el séptimo
cielo, donde estaba el Sol y donde vivía Sabaseba. Sabìan bien que habían siete
cielos pero que debían llegar al mas alto, luminoso y maravilloso para
encontrarlo.
Danzarìan mucho esa noche, Lo invocarìan incansables
y cuando la cuerda, que en el momento era invisible, fuera iluminándose hasta
hacerse incandescente, serìa la señal de que pronto llegaría Sabaseba entre
ellos y la alegría sería infinita. La dicha se asentarìa en el pueblo y todos
se sentirían felices junto a su dios que los visitaba ahora muy seguido.
Mientras muchos hacìan las fogatas encendiéndolas y
manteniéndolas muy vivas, el resto de pueblo se acercò a los visitantes
diciendo entre el barullo que casi no dejaba oir “Princesa Zulia que dicha volver a verla. Como
hizo para que le nacieran alas tan grandes y tan lindas?”. “Ese pájaro gigante
que nos acompaña, de donde ha venido?”. Y Cajamarca hablando duro,como tocaba
en ese ambiente, respondió “Es el Còndor de los Andes, un pàjarao venido de las
estrellas. Viaja por Columbus llevando en sus espaldas a la princesa Millaray
que ven a mi lado cargando en sus brazos al poderoso Tunjo que todo lo puede y
que va dentro de las ruanas muy calientico. Va también el pájaro de mil
colores, rayo de luna que con su magia y la del tunjo, le dieron las alas a la
joven Zulia”.
No terminaba de hablar cuando otro gritò con enorme
vozarròn “Hola, valiente guerrero Guaymaral, cuanto tiempo sin verlo. Hacìa
mucho que no nos visitaba, pero ahora nos alegramos con su presencia” “Gracias,
gracias, amigos Motilones. Estoy muy contento de estar con ustedes y de ser
testigo de sus ritos”. Y otro grito confundido de un indio en la muchedumbre
preguntò “Cual es el tunjo que todo lo puede?. Quiero conocerlo……………….” De ese
modo se saludaron con los visitantes y conocieron lo que pasaba, mientras ellos
estuvieron en las chozas hasta calmarse, iniciando la danza alrededor de las
fogatas, invocando con grandes exclamaciones a su dios Sabaseba que seguro,
pronto estaría entre ellos.

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