sábado, 4 de julio de 2015

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 93 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus)



 “Venga, venga con nosotros, amigo Guaymaral” dijo el pájaro de mil colores parándose en las costillas del còndor “Estaremos orgullosos de ir acompañados por el mas bravo guerrero de èstas tierras”. “ Verdad?, entonces espèrenme un momento alisto algunas cosas para el viaje y para llevarles algo a los jefes de ese pueblo” dijo Guaymaral caminando ágil a su grande choza.
No se demorò mucho.
 Arreglando algunas cosas debajo del còndor a donde había llegado muy apurado,  dijo a sus amigos “Los ancianos y el gran brujo se encargaràn del pueblo mientras volvemos  y en caso necesario nos harán señales de humo y de tambores  pues estaremos muy cerca para escuchar sus pedidos” explicó Guaymaral despidiéndose de los Cinera que los rodeaban sin perderse ni una palabra. “El còndor ya bajò su ala. Agarrese fuerte de las plumas para que nos suba a sus espaldas y podamos acomodarnos allì” dijo Cajamarca enseñando a Guaymaral como hacerlo. Millaray ya había subido con el Tunjo y los esperaba asomàndose un poco entre las plumas, donde estaba hundida.  Zulia dijo “Estoy muy feliz hoy. Estrenarè mis alas en èste vuelo que no será muy largo pero si muy placentero. No olviden que si me canso, me esperan”. “Claro que si, princesa, no faltaba mas. Su compañía es importante, da alegría a todos, y jamàs la dejaremos sola” le dijo Cajamarca desde las espaldas del còndor. “Alistese entonces, princesa Zulia porque el còndor ya va a arrancar en su vuelo”. “Estoy lista. Irè al lado de ustedes para que vayamos todos, tranquilos” “Vàmonos pues” gritò el còndor batiendo potente sus alas, elevándose de una vez por encima del pueblo sin necesidad de correr entre ellos, en una vertical que doblò a los cuarenta metros de altura dando otras vueltas sobre el pueblo a modo de despedida. Ya Millaray, Cajamarca, Guaimaral se habían despedido, y Zulia diciendo “Hasta luego pueblo mio, pronto volveremos” aleteò fuerte encontrándose de pronto en las alturas donde iba aprendiendo a manejar sus alas y su vuelo al lado del còndor que la guiaba con suavidad. No le costò mucho a Zulia aprender, y en menos de veinte minutos ya volaba como una experta mientras reia dichosa al lado de sus amigos en el alto espacio y entre las nubes que depronto se les atravesaban asustándola un poco. “Esto es lo mejor que me ha podido pasar” gritaba Zulia jubilosa “le doy gracias al cielo, a los dioses, al pájaro de mil colores, al còndor y a ustedes por haberme dado el regalo de èstas alas maravillosas que me permiten ir de un sitio a otro en poco tiempo”. “Aprovèchelas como mejor pueda” le gritaba Cajamarca, admirado por el vuelo de la muchacha, mientras Guaimaral miraba mudo a su hermosa mujer convertida ahora en un adorable pájaro que querìa tener en sus brazos.




1 comentario: