En el pueblo se sentía gran paz y una sensación de gozo
como nunca habían sentido. Nadie tenía hambre, ni sed, ni nada, como si un estado
de rareza sin explicación, se hubiera asentado en el lugar.
De pronto Zulia, involuntariamente moviò las alas y
sin darse cuenta se elevò y siguió volando por encima de su pueblo mientras
reia asombrada y dichosa. Todo el pueblo reìa y gritaba en embeleso. Saltaban
queriendo volar como Zulia pero se quedaban en el suelo riendo admirados de
semejanate maravilla, mientras el pájaro de mil colores y el còndor se fueron
tras ella por encima de los àrboles, no fuera que se extraviara en ese vuelo
alocado y feliz que llevaba.
Fue mucho rato el que Zulia aprovechò volando. Dejó
de hacerlo porque le dolieron los músculos de sus espaldas y de sus piernas que
debía mantener horizontales en el aire. Entonces regresaron al pueblo que los
esperaba feliz, asombrado y mudo frente a aquella maravilla inexplicable. Todos
agacharon sus cabezas en signo de humildad y obediencia a su princesa.
“Ahora que todo se ha cumplido” dijo Millaray
acercándose a Zulia “Nos iremos porque debemos cumplir cosas prometidas al
señor de las lluvias Juyà, a su esposa Pulowi, diosa de la fertilidad y a los
Wuayù en general. Tenemos que visitar al pueblo de los Motilones que quizás nos
digan un secreto buscado hace tiempos”. “Se iràn tan rápido?” dijo Zulia como
hablando para ella misma. “Ahora que tengo alas y gran alegría, déjenme que los
acompañe a donde ustedes van. Los Motilones son mis vecinos y nos respetamos y
ayudamos en muchas cosas de modo permanente. Es bueno volver a visitar ese
pueblo de guerreros, de gente trabajadora y franca. A ustedes les debo mis alas
y quiero estar mas tiempo acompañándolos” dijo Zulia moviendo suave las alas
como alistándose a volar. “Pero yo también irè a donde mis amigos los Motilones”
dijo Guaymaral. “Dejar sola a Zulia no me parece bien, y aunque tenga que
caminar horas, llegarè a ese pueblo para estar con ustedes mas tiempo”. “No
tiene que caminar ni esforzarse tanto, guerrero Guaymaral” Dijo Cajamarca
envolviendo mejor al Tunjo, que millaray
tenía descuidado en sus brazos. “Puede venir con nosotros en el còndor. En sus
espaldas hay mucho sitio disponible y usted puede ir allì sin problemas”
“Verdad nobles visitantes? Eso serà una experiencia inolvidable para mi. Viajar
en las espaldas del còndor será una maravilla”. “Venga, venga con nosotros, amigo
Guaymaral” dijo el pájaro de mil colores parándose en las costillas del còndor
“Estaremos orgullosos de ir acompañados por el mas bravo guerrero de èstas
tierras”. “ Verdad?, entonces espèrenme un momento alisto algunas cosas para el
viaje y para llevarles algo a los jefes de ese pueblo” dijo Guaymaral caminando
ágil a su grande choza.
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