sábado, 20 de junio de 2015

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 91 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus)



 Luz de luna se acercò al còndor preguntàndole “Pones toda tu fuerza y todo tu sentir para que la princesa Zulia sea la princesa-pàjaro de èstas tierras?. El còndor se estremeció mirando a la muchacha, y en un grito grave contestò “Pongo toda mi fuerza y mi sentir para que se haga esa magia. Invoco el poder de las estrellas, del bosque, del aire y de la tierra entera, para que a la princesa Zulia le nazcan alas. Dos bellas y grandes alas que la lleven a las nubes y a donde ella quiera”.
“Asì està bien” dijo Luz de Luna volando mas, llevando en su pata izquierda la flor de  los encantos.
En un rápido movimiento cogió en su pico la diminuta flor y acercándose a Zulia, se le parò en el hombro donde dejó la flor, diciéndole. “Bella Zulia èsta flor tiene treinta pètalos vibrantes, llenos de vida y sortilegio, tienes que comerlos uno a uno agradeciéndoles el favor que vas recibiendo porque cada pètalo hace estremecer una estrella en el infinito espacio y también hace temblar y abrir las facultades que van despertando aceleradamente en ti . Yo te irè dando cada pètalo con mi pico y también te tocarè tu espalda con mis alas” le dijo Luz de luna detenido en un solo punto con su movimiento precipitado de vuelo quieto. “Como ordenes, pájaro de mil colores. Todo èsto tiene que cumplirse y soy la primera en obedecer, porque asì debe ser según las òrdenes de la naturaleza.”
Entonces se oyò ùnicamente el rumor de la selva mientras  Luz de luna iba dándole pètalo por pètalo a la princesa. Ella los saboreaba muy despacio diciendo “Siento que me elevo y que me transformo sin comprender quien soy. Tengo la sensación que voy por los aires. Es una fuerte impresiòn de ligereza y libertad a la vez que mi cerebro es uno con el universo”.
Y al terminar de comerse los pètalos, fueron creciendo en sus espaldas dos alas de colores brillantes, luminosos como no los tenía posiblemente ningún pájaro en la tierra. Nadie decía palabra y el dia brillò de un modo bello e inexplicable.

En el pueblo se sentía gran paz y una sensación de gozo como nunca habían sentido. Nadie tenía hambre, ni sed, ni nada, como si un estado de rareza sin explicación, se hubiera asentado en el lugar.

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