miércoles, 3 de junio de 2015

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 88 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus)



 “Recuerda princesa desde cuando nos conocemos?” Pero ella estaba trastornada en el tiempo,  pretendiendo recordar cosas viejas vividas junto a aquella criatura “Lo que recuerdo, mágico Tunjo, es que lo conozco desde hace muchos años, como si hubiéramos sido hermanos.  Lo siento en mi pecho. Sè que eres poderoso y que casi nada es imposible para ti. Sè también que un dia pediste a la naturaleza que te concediera permanecer como un bebe por los tiempos de los tiempos, y el universo te diò ese deseo y ahora bendigo èste momento en que nos hemos encontrado. Sè que pediste que todo fuera posible para ti, y a causa de tu tierno y sencillo  corazòn la naturaleza también te otorgò ese deseo, o sea que eres un diminuto dios, pero capàz de todas las cosas por increíbles que parezcan, además de que tus excrementos  son oro puro como un regalo complementario dado a ti por el universo. Me siento muy feliz de haberte vuelto a ver porque se que entre los dos hay algo difícil de explicar pero que se presiente con fuerza extraña” terminò diciendo la bella Zulia entre el silencio de los que habían allì, y que no hacían sino mirar a uno y a otra en su rara charla. 
“Yo puedo decir claramente que es lo que ha pasado entre los dos” dijo el Tunjo haciendo una voltereta en el aire y navegando un poco allì. “Somos hermanos desde centenares de años y nunca has muerto. Tienes el cuerpo que siempre te he conocido y a ti te han hecho creer que has fallecido varias veces. Lo que ha pasado es que mueres hoy y renaces a los pocos días, siendo la misma muchacha, y a la gente has tenido que explicarle, que has sufrido un raro ataque sin dejar conocer que llegaste rejuvenecida y que aunque tengas cuerpo de mujer, en realidad eres una niña. En èste momento el destino te tiene una buena sorpresa a la que debo dar cumplimiento. Aquì se cumpliràn tus mas secretos deseos. Desde ahora, y porque ya lo he pedido a los altos poderes, la magia se ha despertado en ti. Desde ahora tendràs poder sobre las cosas y sobre los hombres, y como símbolo de lo que has recibido de los dioses, te doy la vara mágica que nuestro padre me pidió entregarte cuando cumplieras tus tiempos. Desde ahora tienes los poderes de una diosa. Ven, recibe tu vara del poder”
Y el Tunjo tronò sus dedos pulgar, índice y del corazón apareciendo inmediatamente y sin explicación, la vara mágica en su mano. Tunjo bajò otro poco, estirò el brazo y dándosela a la princesa, terminò diciendo “Tenìa un raro afán de llegar aquí para cumplir mi promesa que te hice hace setecientos años y por fin lo cumplo.




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