jueves, 28 de mayo de 2015

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 87 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus)


 y el còndor dijo “Tenìa muchas ganas de conocerla, princesa Zulia. He oído hablar mucho de usted, por su belleza y valor” dijo el buitre mirando entrecortado al pájaro de mil colores que dijo “Este sitio se embellece porque usted està aquí, princesa Zulia. Mas tarde hablaremos mucho, es necesario”.
Entonces Zulia cogió de la mano a su compañero Guaymaral diciendo “El es mi protección y jefe de èste pueblo que ha prosperado mucho desde que me acompaña. Su nombre es Guaymaral y sin èl mi vida no sería nada”. Guaymaral dijo “Soy su amigo jóvenes visitantes y les servirè en lo que necesiten”.
Mas allà estaban los ancianos y consejeros del pueblo rodeando al gran chamàn que todo lo veía y todo lo conocía. Se vinieron despacio dando la bienvenida a los viajeros en un idioma que ellos consideraban de buen augurio.
Cuando las presentaciones acabaron, La princesa Zulia y el guerrero Guaimaral invitaron a sus nuevos amigos a una choza grande donde habían mesas de madera pulidas, bancas largas donde cabìan muchos bien sentados, hamacas de colores, extendidas entre algunas columnas, y esteras de fibras vegetales en los rincones.  Todos se sentaron acomodándose como mejor pudieron, mientras afuera el pueblo miraba pasmado al gran buitre que caminaba de un lado a otro sin saber realmente que hacer. Buscaba un sitio debajo de los àrboles para echarse a descansar un rato sin que nadie lo molestara. 
Tunjo sorprendió a todos con su conducta.
Al comienzo riò sin sentido y sin razòn. Su risa salìa de muy hondo como queriendo expresar viejos y casi olvidados recuerdos. De pronto se levantò de los brazos de Millaray, elevándose otra vez en el aire, quedándose allì algunos minutos mirando a todos, semejante  a una nube suspendida. Luego bajò algo, y mirando a la princesa Zulia le dijo “Recuerda princesa desde cuando nos conocemos?” Pero ella estaba trastornada en el tiempo,  pretendiendo recordar cosas viejas vividas junto a aquella criatura “Lo que recuerdo, mágico Tunjo, es que lo conozco desde hace muchos años, como si hubiéramos sido hermanos.  Lo siento en mi pecho. Sè que eres poderoso y que casi nada es imposible para ti. Sè tambièn que un dia pediste a la naturaleza que te concediera permanecer como un bebe por los tiempos de los tiempos, y el universo te diò ese deseo. 





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