Muy lejos
escuchaban el arruyo del mar que había quedado tranquilo, después de que las
sirenas se fueron al fondo de sus aguas.
Al otro dia la gente se fue levantando cuando ya el
sol estaba incendiado con llamas color ladrillo, y muy alto en un espacio sin
fin.
Las mujeres se afanaron en las cocinas, preparando
ricos platos, cuando vieron, asomàndose a las puertas o mirando por las
rendijas, que Juyà y Pulowi hablaban con la princesa Millaray y con el joven
Cajamarca, a la sombra de altas palmeras dobladas por la fuerza del viento. Los
acompañaban los recién casados Mile y su esposo, el dios Chocò. Tambièn estaba
allì el cacique Anbaibe con sus hijos Nutibara y Quimunchù y el gran brujo que
dijo inclinando la cabeza “venerado Dios Juyà de las lluvias. Nos hemos reunido
en èsta mañana porque los nobles visitantes Cajamarca y Millaray están buscando
desde hace mucho a la diosa Inhimpitu de
la que son muy amigos y a la que no han encontrado en el rancho donde vivìa. Ese
rancho està derrumbado. Nada queda de el. Posiblemente solo vichos que viven
allà. Pero ellos necesitan verse con la
diosa para que les dè algún dato sobre su hija Luz de Sol, que andan buscando
desde hace tiempos y de la que nadie les da razón. Esa es la causa de la
reunión que tenemos, venerados dioses. Yo les dije a mis jóvenes visitantes que
solo ustedes, dios Juyà y diosa Pulowi podrían decirles donde està Inhimpitu.
Juyà y Pulowi voltearon a mirar a Millaray y a Cajamarca
sin quitarles la vista, leyéndoles los pensamientos “Decirles donde està la diosa Inhimpitu es una prohibición del universo. Son cosas
secretas. Para que quieren saber eso realmente?” les preguntò Pulowi ponièndose
muy seria, mirando el humo que salìa de las hornillas cubriendo los ranchos y
elevándose en el aire que se lo llevaba con fuerza bruta. “Lo que pasa es que
necesitamos saber donde queda la montaña brillante porque creemos que allà
encontraremos a la niña Luz de Sol, hija de la diosa Inhimpitu. Si la
encontramos, ella nos darà el diamante del poder y podrá regresar con su madre
que tambien la busca, mientras la
princesa Millaray se convertirá en diosa de los dioses con el diamante del
poder que la niña le darà.
“Se
estàn atreviendo a mucho porque no es fácil ir a la montaña brillante” dijo
Juyà. Para ir alla se debe tener permiso del tiempo.
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