sábado, 11 de abril de 2015

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 79 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus)



Sonaban las tamboras, las flautas, las charrascas, las marimbas, y asì las danzas se  extendieron varias horas hasta que el dios Juyà y su esposa Pulowi se acercaron a los novios Chocò y Mile, diciéndoles “el universo està en èste momento con nosotros en perfecta unidad, dándonos las cosas que les pedimos. Por eso les vamos a imponer las manos para que queden bendecidos por siempre.
Iniciando entonces la consagración de la pareja, dijo Pulowi “Que el universo entero los bendiga desde ahora y para la eternidad. Que su descendencia sea mucha y que sus riquezas se multipliquen como las arenas del mar. La presencia del dios Chocò, que es del pueblo de los Waunana en las tierras Wayuu, hará que èstas dos naciones se fortalezcan y prosperen de igual modo que las estrellas” añadió Pulowi, poniendo en la cabeza de Mile una corona de oro y perlas que había sido guardada por la tribu desde tiempos antiguos para èsta ocasión.
Al dios Chocò, Maleiwa le diò el cetro del poder, una vara de oro brillante que lo convertía en guía del pueblo, en líder absoluto de esos territorios en los buenos y en los malos tiempos. Le dijo mirándole su altura “Gran dios Chocò, le damos las gracias porque la tierra de los Wayuu prosperarà con su presencia, sabemos que le enseñarà a la gente los oficios para la vida y para estar tranquilamente al lado suyo. Eso serà una bendición porque muchos alcanzaràn sabiduría con su ejemplo.
Entonces Millaray y Cajamarca vieron que era el momento de acercarse, y llevando en una fina piel de puma el oro que el tunjo había cagado en muchas semanas, lo pusieron extendido a sus  pies diciéndoles. “Este refinado oro, noble dios Chocò, y bella princesa Mile, es el mas apreciado del mundo, de acuerdo al conocimiento que tienen del Tunjo, y aprovechamos la ocasión para ofrecerlo a un dios y a una hermosa princesa que en èste momento han sido unidos por el universo porque el pueblo entero asì lo ha pedido. Ahora, para que llegue sin falta la bendición de las estrellas, volaremos sobre ustedes en el còndor de los Andes, que con sus alas despertaràn del sueño a los astros, para que arrojen sus rayos aquí.
Y dejando a la pareja y a los dioses, subieron a las espaldas del còndor, al que le ordenaron volar sobre el pueblo, un rato. El pájaro subió dando muchas vueltas encima de la gente que gritaba, silbaba y saltaba alegre. Eso durò un tiempo corto, hasta que bajaron cuando ya las fogatas empezaban a encenderse con mas furia porque la noche había llegado y la fiesta de la boda se extenderìa muchas horas.
Ya el dios Maleiwa se había ido porque no podía quedarse quieto para que la tierra no se cayera, pero Juyà y su esposa Pulowi estaban con los casados y con la gente que tomaba chicha y danzaba entre sus propios cantos y su música tan sonora.
Asì fue toda la noche hasta la mañana, en que muchos ya dormían.






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