lunes, 22 de septiembre de 2014

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 52 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus)



Ustedes son dioses?” preguntó de nuevo Caragabi. Pero Millaray evitando la respuesta, le ordenó inmediatamente al buitre “Cóndor de los Andes, vuele a donde la paloma nos diga. Ella nos guiará a los buenos lugares”. Entonces el cóndor abrió las alas, saltando al vacío y volando por encima de las aguas que eran muchas, obedeciendo las indicaciones de la paloma, que iba velóz adelante.
Las aguas del árbol genene, junto con las aguas de la cueva de la diosa Getzera habían formado  los mares, los arroyos, los ríos, las fuentes que empezaron a correr sobre la tierra con fuerza descomunal.
Los afortunados peces que podían nadar alrededor del árbol genene y que bebían de sus aguas, se iban transformando asombrosamente en hombres musculosos, muy fuertes, y mujeres bellas con mucha gracia que seguían a Caragabi queriendo formar una gran población en la que el sería su dios y su fundador.
A medida que bebían del agua del árbol y que ésta hacia su efecto en los peces, las aletas se les cambiaban en brazos y en piernas, y su cara iba cambiando milagrosamente tomando la misma apariencia de su dios Caragabi.
Esos peces nadaban incansables orientándose  con la voz del dios  que percibían nítida a medida que nadaban, igualándose en sus velocidades de agua, con el vuelo del cóndor, que iba incansable por el claro y caliente espacio, encontrando por fin las tierras del Chocó donde se quedaron a vivir todo el tiempo, porque supieron que ese era su paraíso.
Donde aprendieron las cosas del mundo y de la vida, y donde su descendencia crecía sin parar.
Esos peces, reunidos ahora en el chocó y convertidos por la magia del agua del árbol Genene en hombres y mujeres con pensamiento y sentir, crearon el pueblo de los Emberá-Catìos, que andaban confundidos en las selvas y en las orillas de los ríos como seres en pena, sin saber que hacer.
Con los días sintieron necesidad de tener un sitio para dormir porque en algunas épocas las noches eran frias y no tenìan donde abrigarse para sentir calor y dormir tranquilos sin ser atacados por los bichos nocturnos y por raros animales que se les acercaban con ganas de tragárselos.
Vieron entonces que los àrboles podìan protegerlos con sus ramas en lo alto, y porque estando arriba del suelo, muchos animales no podrían atacarlos.
Cargaron gruesos y largos palos, amarràndolos con bejucos, subiéndolos y acomodàndolos en las ramas de los àrboles mas poderosos, inventando zarzos que muchas veces se les desbarataban pero que al final aprendieron a construir volviéndose maestros en eso. Ahí  se tiraban a descansar mas tranquilos, a la vez que se ponían ágiles subiendo por los bejucos y por los gruesos tallos, semejante a como lo hacían los micos. Despues de algunos meses, cayeron en cuenta que muchas hojas del bosque, grandes y gruesas, los protegían mejor, dándoles calor en las noches.
Fue así como se arroparon, sintiéndose inteligentes y dueños de la tierra, por haber empezado a usar su pensamiento.


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