Iremos
con ustedes hasta donde las tienen y los atacaremos formando un desconcierto como
nunca se ha hecho. En ese desorden, ustedes se llevarán a las indias y nosotras
les entregaremos al bufeu jefe que nos ha hecho tanto daño. Les gusta la
propuesta?” preguntaron rodeándolos. Los jóvenes se miraron y uno dijo “Está
bien, aceptamos el trato. Vamos inmediatamente a donde viven, para ver lo que
hay que hacer”.
Las bufeus no contestaron pero nadaron
veloces, siendo seguidas por los guerreros que también nadaban semejantes a
peces. Fueron diez minutos de viaje entre el agua oscura que les impedía
apreciar claramente por donde iban. Cuando estuvieron cerca de las indias
secuestradas, una bufeu dijo “Les mandaremos sonidos de celos y de ataque
histérico, y ellos se vendrán detrás de nosotras a insultarnos y a ahuyentarnos
porque no quieren vernos junto de sus indias, entonces ustedes aprovecharan el
momento, para liberarlas. Después les diremos cual es el bufeu jefe para que lo
atrapen y hagan con el lo que quieran”.
Entonces
las peces hicieron grupo como un nudo y estando así, movieron sus aletas con
gran rapidez, abriendo sus bocas y sus agallas, lanzando ultrasonidos,
inaudibles para los combatientes que las miraban atentos en sus maniobras
extrañas.
Eso
duró varios minutos. Al final, vieron venir decenas de bufeus machos a gran
velocidad, listos a atacarlas, mientras los jóvenes bajaron rápidamente al
sitio de donde habían salido los machos con el fin de liberar a las indias.
Era
un túnel largo y alto que tenía tapada la entrada con maleza en movimiento por
las corrientes subacuáticas, y cuando se
asomaron allí, las indias se asombraron maravilladas diciéndoles “Ustedes
indios, sangre de nuestra sangre y carne de nuestra carne, como pudieron llegar
aquí? Porqué se han atrevido a tanto sin sufrir la muerte? Lo que están
haciendo es muy peligroso. Los bufeus son asesinos. Nos liberarán del poder de
los bufeu?” “Si” contestaron los guerreros examinando el túnel “Pero tienen que
venir muy rápido mientras los bufeus atacan a sus hembras” “Vamos entonces, pero
vamos ya” contestaron las mujeres saliendo afanadas de su prisión y nadando a
la superficie con terrible miedo, sintiendo que otra vez les llegaba la vida
volviendo a la superficie de las aguas y a su pueblo que estaba a unos cien metros.
Mientras
tanto los jóvenes esperaron a que las bufeu les entregaran al pez-jefe que ya
había olido la conspiración.
Diecisiete
de ellas lo habían rodeado llevándolo a los rincones entre las piedras, contra las
rocas y la vegetación diciéndole “Gran bufeu, ya no resistimos mas su ausencia entre
nosotras, y su olvido que tanto nos hace sufrir. Tenemos ganas de que nos haga
el amor como nunca nos lo ha hecho. Hoy queremos ser sus amantes fieles y
olvidar a nuestros maridos indígenas que lo único que hacen es pensar en sus mujeres
y en su pueblo y no nos ponen atención como hembras que somos de ellos”.
“Verdad bellas bufeus? A eso han venido, a que les haga el amor?, dicen la verdad?”.
“Si gran bufeu-jefe. Hace tiempos que no estamos con usted y sentimos como nos hace
de falta” le decían llevándoselo suave en la corriente, mientras que una pez se
escapaba a donde los guerreros esperaban, diciéndoles apurada “Vengan, vengan rápido, les
entregaremos al gran bufeu-jefe que ya tenemos rodeado y listo para ustedes”
Entonces
nadaron veloces, llegando en poco tiempo al sitio donde estaba el enorme pez rodeado
por las hembras.
Las
bufeu al ver a los guerreros, se retiraron despaciosas, dejando solo al bufeu-jefe
al que cercaron los jóvenes agarrándolo de las aletas y de todo su cuerpo,
arrastrándolo entre sus fuertes estrujones a la superficie, donde la
muchedumbre que esperaba, gritó excitada viendo que a los indígenas no les
había pasado nada y que estaban todos los que habían bajado al agua.
Veían
como a lo lejos, decenas de bufeus machos saltaban rabiosos encima del agua
viendo a su jefe ahogarse en
convulsiones por la falta del líquido.
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