sábado, 23 de noviembre de 2013

LARVA LA MUCHACHA CON ALAS DE MARIPOSA 5



“Y qué pasó después?” preguntó uno de los niños a Cox  “La lava, que habia corrido por valles, selvas y llanos, por largas extensiones de tierra, al pasar por la base de ésta montaña, dejó el diamante incrustado en la grieta de una roca”.
“Cuarenta días después de semejante fenómeno, en una noche tibia y algo clara, salí de mi caverna a estirar los músculos y a tranquilizarme porque no dormía. De repente ví una luz muy brillante saliendo de entre las piedras, extendiéndose entre la maleza que había vuelto a nacer, y entre los árboles que milagrosamente quedaron frente a semejante rio de fuego. Bajé mas para darme cuenta cual era el origen de esa luz, descubriendo el diamante en la arena junto al tronco de un árbol y en el ángulo abierto de una roca. Era como un sol de increíbles colores. Lo levanté poniendo toda mi fuerza para dominar su peso, asombrado de su tamaño tan increíble y lo cargué difícilmente hasta aquí, sintiéndome perseguido por miles de fantasmas que quizás habían sido sus dueños en tiempos olvidados. . .
El diamante está seguro en éste lugar porque nadie entra aquí sin mi permiso.  Yo soy el jefe de la montaña, el magnate poderoso de esta jungla, el único que da las órdenes en el bosque, de modo que de ninguna manera podrá perderse.
Hace tiempos esa piedra es mia, pero ahora será para larva, la mujer que me he robado en la ciudad” terminó diciendo el hombre, agachando la cabeza. “Larva?” preguntaron los jovencitos, inquietos al oir eso.  El gigante no contestó. Tocó otra vez la piedra mientras cerraba  los ojos, y levantándose agarró unas servilletas con las que frotó la piedra quitándole el polvo que la cubría.
Los muchachos miraban las velocidades atómicas del profundo espacio transparente que les parecía misterioso e incomprensible por su movimiento interno casi inentendible.
Después de que el magnate terminó de hablar, caminaron por la caverna mirando todo muy  curiosos. Vieron una nevera repleta de comida entendiendo que el hombre viajaba a la ciudad a traer alimentos y las cosas que necesitaba. Luego fueron atrás de la cueva por un pasillo estrecho que difícilmente los dejaba cruzar, descubriendo un salón tallado con dibujos misteriosos y una garganta amplia, labrada y pulida en la roca. Todo estaba bien iluminado.
A un lado de ese espacio vieron un helicóptero de color verde selva que podía ocultarse facil, por su color camuflado y por su tamaño diminuto. Era un aparato de raro diseño, silencioso y veloz en el que cabían tres personas. Descendía en espacios pequeños sin problemas y se elevaba rápidamente en su propia vertical. No tenía hélices pero si, pequeños y poderosos tubos de propulsión que le daban  potencia extraordinaria. Parecía una mosca gigante sin alas. Cuando Cox iba a la ciudad en las noches, las luces de su nave atraían las miradas de la gente fascinada por su velocidad. Aseguraban que era un ovni  llegado de Neptuno o de otro planeta mas lejano.  Era que volaba como la luz, permitiéndole a Cox ir a cualquier lugar del mundo en menos de un instante.

Lo había comprado en una feria internacional de la ciencia espacial en los países Latinoamericanos, que ahora tenían una tecnología secreta y poderosa, desconocida por el resto del mundo. Ningún visitante había podido comprarlo, por su alto precio pero cuando Cox lo vio, firmó de inmediato un cheque para ser cobrado en el Líbano, bello pueblo cercano a los nevados y guardador de grandes secretos financieros. A los dos días de la compra, el hombre ya estaba recibiendo capacitación en el país de la nieve para hacerse un experto en el manejo del aparato.



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