
Voló fuerte escuchando
lo que Bachué decía “Desde hacía mucho,
quería volar en el cóndor como ustedes lo hacen. Viaja uno rápidamente mirando
los paisajes y los pueblos sin problemas”. “Desde aquí hasta su imperio, diosa
Bachué, hay un trayecto largo que puede aprovechar para ver todo tranquilamente,
y para que disfrute de la magia de viajar así”. Se quedaron callados largo
rato, sintiendo el viento frio de las montañas.
Cajamarca
Iba pensativo por algunas cosas que la diosa Chia le había dicho. “Lo primero
que debes hacer es visitar el templo del sol en Sogamuxi cuando las tribus de
allí estén celebrando la ceremonia a Xué, el sol.
Ese
pueblo sacrificará este fin de semana y como lo hacen todas las semanas, un
niño en homenaje a el, dándole agradecimientos por calentarlos, por darles la
luz y por permitirles la vida. En el momento que termine la ceremonia, los
sacerdotes, que estarán en estado de transportación, podrán decirles donde
queda la montaña brillante. Como entran en trance después de tanto rito, se dan
cuenta de todo lo que pasa en el universo”. Eso iba pensando el joven
Cajamarca. Pero de pronto elevó la voz,
diciéndole a sus amigas “La diosa
Chia me dijo que debemos visitar primero el templo del sol En Sogamuxi porque
los sacerdotes o Jeques de allí podrán decirnos donde queda la montaña
brillante” . “Te dijo eso?” le preguntó
Millaray metiéndose mas entre las plumas del buitre para guardarse del frio.
“Es cierto. Si eso te dijo la diosa Chia, y si ustedes quieren ir allá, pues de
una vez iremos porque esta noche o mañana sacrifican un niño en homenaje al sol
y el rito es largo. Asistiremos como lo hacen los indígenas, y al final
hablaremos con los sacerdotes” explicó Bachué, insinuando que habría que volar
en dirección a esa ciudad, famosa en Columbus por el templo construido en
homenaje al sol ( Xué).
Millaray
entonces levantó la voz ordenándole al cóndor “Cóndor de los Andes, vuele en
dirección a Sogamuxi. “Como ordene princesa” respondió el buitre encontrando la
dirección en poco tiempo, desplazándose veloz en ese espacio frio y tranquilo.
Desde
el Líbano, donde la noche anterior se habían reunido los magos, los duendes y
las hadas con el fin de arreglar problemas de las tribus de Columbus, hasta
Sogamuxi, a donde iban, había mucha tierra. De modo que los viajeros se
acomodaron como mejor pudieron, arrunchándose entre las plumas del buitre,
mientras éste volaba en medio de nubes grises cargadas de agua y frio. Se
durmieron profundo, después de haber comido carne de ovejo y yuca sancochada
que Cajamarca cargaba en su joto, junto a otras cosas necesarias en sus viajes.
La
diosa Bachué quien era la que menos dormía, veía los pueblos trabajando la
tierra, haciendo los sembrados. Mucho humo salía de las cocinas mientras la
gente en los caseríos subía la vista para mirar al cóndor, pájaro al que nunca
habían visto y que les parecía del cielo, por su corpulencia y por la velocidad
y fuerza con que volaba. Muchos se agachaban adorándolo porque les parecía un sacrilegio
seguirlo con los ojos, mientras otros levantaban los brazos diciendo oraciones
para que sus deseos fueran cumplidos.
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