Y
cuando esos dioses despertaron, la luz mágicamente esparció sus rayos dorados
por todas partes y entonces se movieron los animales, los ríos corrieron entre
las montañas, las rocas y las piedras. Los árboles crecían y daban frutos. Comenzaron a girar en el espacio el sol, la luna y las
estrellas que por las noches acompañaban a la tierra con sus luces y sus
secretos. Esta era parte de la belleza del primer dia que los dioses habían
creado, ayudados por la gran Madre-abuela Bogue.
Por eso
fue que Millaray, acompañada por la diosa Bachué, y Cajamarca con la diosa Chia
orgullosa a su lado, caminaron al encuentro de la inmortal Bogue y de su amigo
el dios Bochica que la acompañaba debajo de los árboles de roble.
“Gran
dios Bochica, es una alegría volver a verlo” dijo la diosa Bachué besándolo en
la frente, mientras la diosa Chia decía “Madre mia, mi gran Madre-Abuela Bogue.
Gracias por tener la oportunidad de conocerla. Sin usted yo no existiría, ni
nada existiría tampoco. Le debemos el universo, la tierra en que estamos y también
la vida. Gracias eterna madre”. “No es nada, Chia. Solo hice lo que tenía que
hacer. Algo me ordenó que debía crear el universo y dar la vida. Pero no
hablemos de eso. Sé que vine a decirle a
una princesa, donde está el diamante del poder para que sea diosa de los dioses”.
“Si divina Madre-abuela, la princesa está aquí, es Millaray que ha venido a
saber como encontrarlo”. “Lo sé. Eres hermosa, Millaray. Me encanta conocerte,
y como no podemos demorarnos te diré que encontrarás a la niña Luz de sol y el
diamante del poder en la montaña brillante.
Esa
montaña está en alguna parte de Columbus.
Ese es tu
trabajo. Para conseguir el diamante, debes tener persistencia. Sacrificarte
mucho y dedicarte solo a eso. Así podrás ser diosa de los dioses y visitarnos después en nuestros reinos”.
Bogue miró
a Cajamarca, comprendiendo que sería el compañero de Millaray en sus viajes. Pero
no le dijo nada.
Se alejó
con Bochica porque el dios Xué empezaba a lanzar sus rayos encima de las
montañas y ellos no podían dejarse tocar de esos rayos al siguiente dia del
eclipse que estaban viviendo.
Al lado
de Bochica, apareció de pronto, y como llegado del aire el dios Cuchaviva o dios
del arco iris con sus colores muy brillantes dándole luces a aquel lugar. Viendo
eso, Bochicá se separó de Bogue, encaramándose en los colores que subían hasta
el alto espacio, mientras los asistentes se iban sin despedirse.
Otros
solamente decían “Hasta luego” como si nada importante pasara allí.
FIN
Ahora sigue
EL PAIS
DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE
La
desconocida y fantástica historia de las tribus indígenas de Columbus. Un joven
cacique Pijao y una princesa buscando el diamante del poder.
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