miércoles, 27 de febrero de 2013


 “Parece mentira lo que les digo. Suena fantástico pero es cierto”, afirmó Inhimpitu mirando al combatiente y añadiendo: “Fue que yo también nací de un huevo que mi madre puso en un bosque hace miles de años y por eso yo también pongo huevos. Así nacen mis hijos. El huevo revienta a los quince días naciendo un hijo que al momento corre en busca de su madre”.

 Quedaron pasmados. “Así nació Luz de sol que la princesa Millaray buscará, según relatan los libros sabios. Para que ustedes sepan, Luz de sol es una niña de solo quince centímetros que viaja siempre en un pavo real. Es extraordinariamente poderosa porque tiene el diamante del poder que la hace diosa de los dioses. Cuando Millaray la encuentre, la niña le dará el diamante y entonces ésta princesa que nos acompaña aquí, se convertirá en diosa de los dioses y a cambio me entregará a mi hija, que me ha hecho sufrir tanto y que es lo que mas quiero ”, dijo Inhimpitu cogiendo de las manos a Millaray. “Nunca había estado en una reunión donde se hablaran cosas tan raras”, dijo el combatiente rascándose la cabeza y mirando sospechosamente a Inhimpitu.

Los demás estaban asombrados por la historia.

“Yo tampoco había escuchado que la diosa Inhimpitu pusiera huevos Jajajajaja, jajajajaja, jajajajaja”. dijo un viejo hechicero sentado al otro lado de una banca, fumámdose un tabaco al que le miraba la ceniza con mucha atención.

 “ . . .Y ahora, hablando de otras cosas, desde cuando será Ibagué el jefe de éste pueblo?”, preguntó la joven sacerdotisa haciendo tintinear las tobilleras con el movimiento de sus piernas. “Desde ya. El cacique Ibagué es desde éste momento el jefe de los Putimaes y de los Quimbayas, aparte de los Panches que han sido su tribu. Falta únicamente que se case con Yexalen para que sea el señor mas poderoso de estas regiones”, explicó Cajamarca acercándose a Inhimpitu a la que preguntó: “Y cuando nos iremos con usted, diosa?”. “Despues de que ustedes se casen como lo van a hacer Ibagué y Yexalen. Así viajaremos tranquilos porque habremos cumplido con las leyes de los dioses. Usted protegerá a su princesa a donde quiera que vayan, y ella también estará pendiente de ustéd”, contestó Inhimpitu arreglándose el largo vestido de colores y mirando a Millaray que se había acercado a Yexalen preguntándole: “Cuando realizaremos la ceremonia matrimonial, reina yexalen?” “Yo creo que nos estamos atrasando, porque hay muchas cosas que hacer. Debemos hacer los preparativos desde ahora mismo, puede ser para la semana entrante”, propuso Yexalen mirando a todos. “Si, puede ser la semana entrante” dijo Ibagué que ya tenía autoridad para decidir.

Entonces se miraron preguntándose si iban a hablar algo mas y como vieron que todo se había dicho, se pararon comentando “A mi me gusta que Ibagué y los Panches se queden aquí. El gobernará bien la región, lo sabemos. Por eso es que los Panches lo quieren y lo respetan, porque sabe mandar”. “Es cierto. Tiene fama de hombre prudente y decidido” dijo un brujo caminando a la salida de la maloca y apoyàndose en el bastòn. “Yo no entendí para donde es que se van Cajamarca y la princesa Millaray, ni lo que van a hacer” comentò la sacerdotisa arreglàndose el cabello que era como el carbòn “Parece que van a buscar la hija de la diosa Inhimpitu, que está perdida en los bosques de Amerindia desde que nació”. “Dicen que solo tiene quince centímetros y que nació de un huevo de la diosa” comentò el combatiente que tanto se habìa reido hacìa rato “Si, tan raro” contestò alguien entre la gente “Yo no entiendo eso” afirmò la madre de la sacerdotisa. “Y como harán para encontrarla?”. “Eso solo lo saben ellos”

Las tribus al ver saliendo a todos de la maloca, se movieron en montoneras y apretujones, cayendo muchos al suelo entre gritos y maldiciones  Entonces Cajamarca encaramándose en la tarima de palos, levantó las manos porque necesitaba silencio.

“Pueblo de los Putimaes, de los Panches y de los Quimbayas. Desde hace dos años la princesa Millaray y yo, hemos querido casarnos para formar un solo pueblo dueño de una vasta regiòn, una gran familia capàz de resistir los ataques enemigos. En la reunión de hace un momento le he dado al cacique Ibagué mis propiedades, mis tierras y el gobierno de éste pueblo como dote para casarme con su hija. De ahora en adelante el será el cacique de las tres tribus asentadas aquì. Debemos obedecerle como me han obedecido. Aquí vivirán los panches, extenderán el caserío construyendo sus chozas, cultivando las tierras y teniendo a sus mujeres y a sus hijos tranquilamente. Andarán libres porque éstas serán sus tierras como lo son de nosotros. Aquel que se rebele por éstas decisiones será castigado. De modo que desde ahora hay un nuevo cacique. Lo otro es que deben prepararse para los matrimonios la semana entrante. Se casará el cacique Ibagué con la reina Yexalen, y yo me casaré con Millaray. Llamaremos al supremo sacerdote, al gran mago Mohán, para que celebre el rito invocando las fuerzas del universo. Despues me iré con Millaray a los otros pueblos de columbus. Eso es lo que hemos hablado en la reunión, de modo que pueden retirarse y prepararse para la fiesta. Habrá mucha comida, muchas luces, chicha y gran alegría. Eso es todo lo que haremos buen pueblo. Y gracias”.

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