domingo, 17 de febrero de 2013

EL PAIS DE LA NIEVE 50 ...................SEGUNDA PARTE................La desconocida y fantástica historia del pueblo Pijao.

Segunda parte
 
El descanso de los Panches en el caserío de Cajamarca sería de tres días. Tenían el cuerpo cansado, la mente nublada, el estómago relajado y los sueños acumulados. Durmieron casi uno encima del otro en las chozas, en la maloca, en improvisados techos hechos a la carrera, cobijados con ruanas y gruesas cobijas de lana de ovejo que les dieron calor.
comieron lo que quisieron y bebieron chicha también, para volver a alegrarse.
Despues de los tres días recuperaron el ánimo, saliendo a caminar y a conocer aquellas tierras de las que les habían hablado muy bien. Su deseo era encontrar regiones parecidas a ésta para vivir tranquilos. Los Putimaes y Quimbayas, habitantes de ésta zona, fueron amistosos con los Panches recién llegados, para que se sintieran bien y tuvieran confianza. A su vez los Panches querían hablar con Ibagué para preparar el viaje a regiones mas calientes y seguir la caminata. No podían quedarse aquí a vivir como parásitos. Aunque tenían bastantes riquezas para pagar los favores de los habitantes de Cajamarca, consideraban que debían ser dueños de sus propias tierras para decidir sus vidas y las de sus descendientes.
De pronto escucharon el ronco y potente sonido de un cuerno llamando al pueblo. Que sería?   
El cuerno sonó profundo otra vez estirando los sonidos entre las montañas, los valles, las rocas, los árboles y por encima del rio. Se metió a las chozas lejanas, a las cuevas, a los rincones apartados. Mejor dicho a todas partes.
Despues de horas llegaron entre carreras, resuellos, asfixias y sudores rodeando el caserío y la maloca donde estaban los caciques Cajamarca e Ibagué, la diosa Inhimpitu, la princesa Millaray, Yexalen, el taita Amuillán y dos brujos de menor categoría. El revoltijo era admirable “Que es?”, “Que van a hablar?”, “Por qué han tocado el cuerno? Debe ser algo importante”, “Déjenme pasar”, “Permiso, permiso”, “Quienes están en la maloca?”. “Los Panches vinieron a desordenar el pueblo y eso no podemos aguantarlo. Por qué no se irán?”. “Donde está Cajamarca?”
De repente escucharon una fuerte voz entre el alboroto: “Necesitamos a los jefes secundarios de las tribus, a los brujos,  a los taitas, a los jefes de ejércitos, a las sacerdotisas y todos los de autoridad entre la gente que està aquí”, gritaba el taita Amuillán parado en una alta tarima de troncos largos. Levantaba las manos pidiendo silencio: “En el consejo de hoy se resolveran cosas importantes para las tribus presentes en èste pueblo”
La gente importante se apretujaba entre la muchedumbre entrando finalmente a la maloca. “Permiso, permiso, déjenme pasar”. “Háganse a un lado. Es que no oyen que me necesitan?” “Quítense de ahí, no hagan estorbo”. Venían adornados con pinturas faciales, plumas de muchos colores, pectorales sòlidos y brillantes, tobilleras, pulseras, coronas dignas del mejor rey, guayucos de pieles finas, flechas y lanzas de oro . . . Así penetraron a la grande construcción circular entre una algarabía inolvidable. A la entrada habían mas de treinta indios con lanzas y garrotes evitando a los colados.
Adentro alrededor de una mesa de palos sostenidos en horquetas, y sentados en bancas de madera, Cajamarca e Ibagué hablaban con Millaray, Inhimpitu, Yexalen, los ancianos y con los recién llegados: “Estas tierras serán suyas cacique Ibagué. No tendrá necesidad de seguir andando con su tribu buscando donde vivir. Delante de los representantes del pueblo y poniendo por testigo al sol, a la luna, a las estrellas y al universo completo, le doy mis propiedades como dote por darme a su hija Millaray como compañera y esposa. Le doy  los bosques, las lagunas, los ríos y las tierras que alcanza a ver y que heredé de mi padre hace poco. Así podré casarme con ella. Con la linda Millaray a la que tanto quiero. Usted se convertirá en el jefe de mi pueblo, en el gran cacique de los Putimaes, de los quimbayas y los Panches. Decidirá con justicia y sabiduría como siempre lo hace con toda la gente que gobierna” decía El joven Cajamarca poniéndose de pie para que lo escucharan mejor. 
“Mi tribu y yo estamos cansados de vagar por tantas tierras que ya son ajenas, joven Cajamarca. Gracias por su ofrecimiento y gustosos nos quedaremos aquí y extenderemos los dominios donde podamos hacerlo. Nunca pensé que la dote que me daría por Millaray fueran sus propiedades” le dijo Ibagué poniéndose también de pie y cogiendo de las manos a la princesa “Gracias cacique Ibagué por darme a Millaray”. “Padre, ahora dejará de vagar por los caminos, no sufrirà mas. ahora si, su tribu tendrá un lugar seguro donde vivir como siempre ha querido” le decía ella.


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