martes, 29 de mayo de 2018

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 123 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus).....2




Me siento feliz de haberte vuelto a ver porque se que entre los dos hay algo difícil de explicar pero que se presiente con fuerza extraña” terminò diciendo la bella Zulia entre el silencio de los que habían allì, y que no hacían sino mirar a uno y a otra en su rara charla.
 “Yo puedo decir claramente que es lo que ha pasado entre los dos” dijo el Tunjo haciendo una voltereta en el aire y navegando un poco allì. “Somos hermanos desde centenares de años y nunca has muerto. Tienes el cuerpo que siempre te he conocido y a ti te han hecho creer que has fallecido varias veces. Lo que ha pasado es que mueres hoy, y renaces a los pocos días, siendo la misma muchacha, y a la gente has tenido que explicarle, que has sufrido un raro ataque sin dejar conocer que llegaste rejuvenecida y que aunque tengas cuerpo de mujer, en realidad eres una niña. En èste momento el destino te tiene una buena sorpresa a la que debo dar cumplimiento. Aquì se realizarán tus mas secretos deseos. Desde ahora, y porque ya lo he pedido a los altos poderes, la magia se ha despertado en ti. Desde ahora tendràs poder sobre las cosas y sobre los hombres, y como símbolo de lo que has recibido de los dioses, te doy la vara mágica que nuestro padre me pidió entregarte cuando cumplieras tus tiempos. Desde ahora tienes los poderes de una diosa. Ven, recibe tu vara del poder”
Y el Tunjo crepitó sus dedos pulgar, índice y del corazón apareciendo inmediatamente y sin explicación, la vara mágica en su mano. Vara de oro luminoso con una piedra preciosa resplandeciente en la punta. En la parte inferior tenía un triangulo de oro blanco, con desconocidas letras forjadas allí. Tunjo bajò otro poco, estirò el brazo y dándosela a la princesa, terminò diciendo “Tenìa un raro afán de llegar aquí para realizar la promesa que te hice hace setecientos años y por fin puedo cumplirlo.
Zulia se quedo callada, pero se sentía rara, como poseída por una fuerza fantástica y bella que le daba una alegría desconocida, un gozo  misterioso. Mirò largo rato su vara del poder y sonriendo se acercò a su esposo guaymaral diciendo “Que te parece todo èsto?”. “Que tengo por esposa a una diosa y por eso soy un hombre afortunado que mas tarde aprenderà tus secretos para conseguir también los favores de los dioses”.











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