Zulia se quedo callada, pero se sentía rara, como
poseída por una fuerza fantástica y bella que le daba una alegría desconocida,
un gozo misterioso. Mirò largo rato su
vara del poder y sonriendo se acercò a su esposo guaymaral diciendo “Que te
parece todo èsto?”. “Que tengo por esposa a una diosa y por eso soy un hombre
afortunado que mas tarde aprenderà tus secretos para conseguir también los
favores de los dioses”.
“Asì se habla, guerrero Guaymaral” dijo el Tunjo
dando vueltas en el aire alrededor de Millaray. “pero como mi deber con Zulia
ha terminado, dejo que el pájaro de mil colores hable un poco porque no le ha
quitado la vista a la princesa desde que estamos aquí. Hable, Luz de Luna, que
es lo que quiere decirle a Zulia?”. Y el pájaro, parándose en el borde de una
banca de madera, dijo “Yo tenía muchas ganas de verla, desde cuando vivía en el
bosque de la diosa Inhimpitu que fue la primera en hablarme de usted. Un dia me
volè del bosque y vine a conocerla. Me parè en la rama de un árbol por donde
usted pasaba y la mirè cuatro días que
estuve sin despegarme de ese árbol porque su belleza me dejó paralizado. Quiero
hacerle un regalo ahora mismo, sin hablar tanto. Y es que usted será la reina de las aves. Con
un ligero toque que le harè en las espaldas, le naceràn alas de muchos y lindos
colores para que vuele por donde quiera y se haga amiga de las aves de èstas
regiones, y de otras que usted quiera. Mas
tarde los pàjaros de naciones lejanas vendràn a conocerla y a cantarle las mas
hermosas canciones, porque esta clase de cosas se saben en las selvas y en los
bosques muy ràpido. Las aves somos extraordinariamente comunicativas”.
“Para darle
alas debemos estar debajo de los àrboles porque así es el rito, además
que será mas importante el acto, si el còndor de los Andes nos acompaña. entremos un rato al bosque para convertir a esta muchacha, en la muchacha-
pájaro del pueblo de los Cinera y de la tierra entera”
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