sábado, 7 de abril de 2018

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 119 (la desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus).



Desaparecieron asì, como si el aire se los hubiera chupado a regiones desconocidas.
Sin hablar de eso, el dios Chocò dijo “Yo me quedarè aquí, en mi nuevo pueblo. Solo irè unos días a visitar a mi padre Ewandama y al pueblo de los Waunana y regresarè al lado de mi esposa Mile que quiere muchos hijos y riquezas. Estamos felices de haberlos conocido, jóvenes Cajamarca y Millaray. Pensamos que dentro de poco volverán al lado de sus parientes los grandes dioses protectores que también están con  nosotros”.
Entonces còndor viò que era el momento de volar y bajando el ala esperò a los jóvenes en su espalda. En un minuto se acomodaron en las costillas de su amigo despidiéndose del pueblo entre gritos felices. Còndor se elevò, dando tres vueltas encima de la gente que lo llamaba entre enorme bullicio hasta que finalmente iniciò su vuelo al sur, buscando la tribu de los Cinera donde estaba la princesa Zulia muy conocida por lo bella, por lo màgica y guerrera que era.
El còndor tenía ganas de conocer a aquella joven. Por eso volò a velocidades de rayo, llegando en poco tiempo a ese pais  donde la gente se arrodilò estirando los brazos al cielo porque comprendieron que algo prodigioso iba a pasar en la tribu con la presencia de aquella ave increíble y gigantesca.
De modo que Millaray viendo la actitud aborigen, le dijo al còndor “aterrice tranquilo que la gente nos quiere aquí”.
El ave descendió entre las chozas y entre miles de indígenas que corrieron a tocarlo temerosos y felices.  
El primero en llegar, fuè el guerrero Guaymaral que hacìa algun tiempo se había casado con la hija del cacique cùcuta, la bella Machita, conocida y admirada en esas regiones, y que había muerto dando a luz un bebè. En ese tiempo  Zulia llamò al guerrero pidiéndole que le ayudara a alejar a los enemigos de su tribu. El llegó acompañado de muchos hombres y en pocos días limpiaron esas tierras de enemigos.  Asì fue como la princesa Zulia se quedó con aquel varòn codiciado por las bellas mujeres de esos territorios, por su valor y entereza.






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