“Estaba viviendo en las palmeras, fascinado con las nubes verdes y los bellos pàjaros de aquí. De pronto sentí que el Tunjo me necesitaba y por eso vine a ver que era lo que le pasaba. Ya me he dado cuenta de todo y ahora estoy feliz. Esperarè ansioso el momento para irnos. ”
De pronto escucharon lejos los gritos felices del
còndor. Era que se había dado cuenta que
pronto viajarìan al pueblo de los Cinera, que estaba junto al territorio de los
indios Cùcutas y al gran pueblo de los Motilones, en la serranìa de Perijà. Se
vino saltando suave entre la multitud que le abrìa espacio, llegando junto al
grupo donde estaba Millaray con Cajamarca, el Tunjo, el pájaro de mil colores,
los recién casados, los dioses Juyà y Pulowi, el cacique Anbaibe con sus dos
hijos, y el gran brujo del pueblo. “Me he dado cuenta que pronto viajaremos al
sur” dijo mirando al grupo, y todos se quedaron callados, asombrados de la
capacidad que tenía el ave de ver el futuro.
Hubo un momento de silencio en el grupo y en todo
el pueblo, hasta que Millaray dijo “Asì es la vida de nosotros. La búsqueda de
la niña Luz de sol no nos deja tranquilos en ninguna parte. Por eso seguimos
visitando otros pueblos y otras tierras que no imaginamos pero donde nos pueden
ayudar. Ahora tenemos que irnos, llevamos la alegría de haberlos conocido y de haber
compartido muchas cosas. Ser amigos de nuevos dioses y de gente poderosa es una
delicia” terminò diciendo Millaray muy cerca de Juyà y Pulowi que la miraban
silenciosos en dicha. Y Cajamarca dijo “Como ven, ya el còndor ha venido, y
cuando el hace eso, es porque debemos seguir”.
“Nosotros también nos despedimos del pueblo porque
debemos cumplirle òrdenes a las estrellas” dijo Juyà mirando la sequedad de la
tierra. “Pulowi y yo debemos irnos para traer la lluvia y la fertilidad a èstas
regiones. No podemos quedarnos aquí mas tiempo”
y acercándose a los jóvenes los abrazaron, lo mismo que al dios Chocò y
a su esposa Mile y finalmente al cacique Anbaibe y a sus dos hijos. Caminaron
bajo el buitre y tocándole las patas cerraron los ojos diciendo palabras
misteriosas.
Desaparecieron asì, como si el aire se los hubiera
chupado a regiones desconocidas.
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