viernes, 16 de marzo de 2018

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 117 (la desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus)....2




Todos miraban callados al Pequeño Tunjo que hablaba cosas  extrañas siendo tan pequeño, como un recién nacido. Para ellos era increìble que aquella criatura hablara de ese modo tan claro y firme.

En ese momento apareció Luz de luna o pájaro de mil colores, que había estado viviendo  en la cumbre de las altas palmeras de los Wayùu, esperando a Cajamarca, a Millaray y el còndor  en su larga visita a éste pueblo, y mirando como pasaban las nubes verdes y los pàjaros de aquellas tierras resecas. Recibìa muy alegre, el viento que le limpiaba las plumas con su fuerza y su calor. Revoloteó encima de todos cantando bellas melodías. “Para que me llamas, Tunjo? Por què no me dejas en paz? Le preguntò Luz de luna al milenario bebè, sin saludar a ninguno. Finalmente se parò en el hombro de su amiga Millaray  que le acariciò la espalda con gran suavidad  “Es que parece que vamos a visitar a la princesa Zulia en la nación de los Cineras que tu también conoces. Serà una dicha volver a verla”. “Verdad vamos donde ella?. Es una felicidad ir a visitarla”. Dijo Luz de luna estremeciendo su diminuto cuerpo “Es muy amiga de los dioses por ser tan trabajadora, tan hermosa y valiente. Siempre està en su país vigilando que no le pase nada malo y que prospere como los mejores pueblos. Junto a ella haremos muchas magias. Bajaremos una estrella y se la regalaremos para que se complazca con su luz. Viajaremos tambièn en las gotas de agua a alguna constelación desconocida.  Es la mejor noticia que he oído en tanto tiempo de silencio que llevo con mi amiga Millaray y con Cajamarca en èstas regiones de sol y arena. Pero cuando iremos?”  Preguntò mirándole el cuello a su amiga Millaray. “No te afanes tanto, Luz de luna. Quèdate en mi hombro y acompàñame, porque hace varios días que no te tengo y me haces falta. Donde te habìas metido?”. “Estaba viviendo en las palmeras, fascinado con las  nubes verdes y los bellos pàjaros de aquí. De pronto sentí que el Tunjo me necesitaba y por eso vine a ver que era lo que le pasaba. Ya me he dado cuenta de todo y ahora estoy feliz. Esperarè ansioso el momento para irnos. ”

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