viernes, 9 de marzo de 2018

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 116 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus)......2



Si la encontramos, ella nos darà el diamante del poder y podrá regresar con su madre que tambien la busca, mientras  la princesa Millaray se convertirá en diosa de los dioses con el diamante del poder que la niña le darà.
“Se estàn atreviendo a mucho porque no es fácil ir a la montaña brillante” dijo Juyà. Para ir alla se debe tener permiso del tiempo y otras fuerzas,  “Pero por ese mismo atrevimiento y porque quieren ir mas allà de todo pensamiento, merecen que les diga donde està Inhimpitu, que ha desaparecido de èsta región hace varios años. Para que se vayan preparando, debo indicarles que ella se encuentra en el bosque prohibido, que està algo cercano a la montaña brillante, pero ahora es inútil aventurarse por allà, porque primero deben conocer otros pueblos que les darán datos para su mejor orientaciòn. Solo asì conseguirán llegar a donde ella està, y quizás mas adelante encontrar la montaña brillante.
Cajamarca y Millaray quedaron confusos. Por lo menos ahora sabían donde estaba su amiga Inhimpitu, pero sabían también que debían conocer otros pueblos donde encontrarìan datos que los orientaran  a esa región desconocida.
“Busquen a la princesa Zulia en la tribu de los Cineras, que no està lejos de aquí. Ella y su esposo, el jefe Guaimaral, son amigos del dios Sabaseba,  que si suben a donde el vive, podrà decirles algo mas sobre Inhimpitu y su hija Luz de Sol” les dijo el dios Chocò que estaba al lado de su esposa Mile mirándola ansioso. “La princesa Zulia?” preguntò inquieta Millaray.  “Si, ella es vecina de los Barì, o pueblo de los Motilones que veneran a su dios y al universo. Ellos los ayudaràn a encontrar otras respuestas que ustedes necesitan escuchar. Con seguridad se conectaràn con el dios Sabaseba para hacerle muchas preguntas.  Muy seguido suben a una estrella donde el vive, para pedirle que los guie en las cosas del pueblo, de la gente y de la tierra.
Ahí fue cuando el Tunjo salió de debajo de la ruana en que Millaray lo llevaba. “Necesito ver a la princesa Zulia porque hace mas de setecientos años le hice una promesa y ahora es el momento de cumplìrsela. Ella me conoce bien y me ama, lo mismo que yo a ella. Cierto que asì es, pájaro de mil colores?”, dijo de modo inesperado.

 Todos miraban callados al Pequeño Tunjo que hablaba cosas  extrañas siendo tan pequeño, como un recién nacido. Para ellos era increìble que aquella criatura hablara de ese modo tan claro y firme.





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