Fuè ese pájaro el que me hizo nacer las alas que
tengo ahora, usando encantamientos desconocidos y cosas asombrosas. Como le
digo, es un espíritu poderoso que aparece y desaparece mágicamente y està
ayudando a la princesa Millaray y al cacique Ibaguè a encontrar a la hija de la
diosa Inhimpitu de los arawak en la Guajira. Esa niña vive en la montaña
brillante pero debe pasar algún tiempo antes de poder encontrarla para que le
dè a Millaray el diamante del poder que la convertirá en diosa de los dioses”.
Ñatubay no comprendió bien el largo relato de Zulia
pero acercándose al còndor, viò como bajaba a tierra con sus alas, a los jóvenes visitantes
que se acercaron a saludar inmediatamente al cacique.
Guaymaral le dijo “Es un honor, cacique Ñatubay, venir a su pueblo, estando ustedes en el canto
y fiesta de las flechas, y en el exorcismo a los bohíos. Hacìa mucho tiempo
había querido venir y como se presentò èsta ocasión de llegar volando en el
cóndor, no quise desperdiciarla y porque querìa ver como usaba sus alas mi
bella princesa Zulia a la que debía acompañar. Quiero también presentarle a mis
amigos, La princesa Millaray y el cacique Cajamarca, que nos han invitado
porque quieren hablar con el gran Chamàn de su pueblo, o con sus dioses para
que les revelen un secreto que andan buscando desde hace tiempos” terminò diciendo
Guaymaral.
Entonces Ñatubay mirò intenso a los jóvenes visitantes
intentando descubrir secretos en sus ojos. “Estoy gustoso que estèn en mis
tierras. Tener la visita de gente tan importante me hace feliz, pero tendremos
que esperar hasta la noche cuando terminen los ritos y cuando aparezca nustro
dios Sabaseba que bajarà por una cuerda desde el cielo, para bendecir los que
hacemos hoy”
……….A unos ochenta metros, vieron a doce indios
cargados con costales de fibra de maguey, trayendo piñas de un cultivo lejano y
que servirían para rendirle homenaje al dios o ser supremo Saymaydodjira,
creador de la humanidad Motilona desde hacìa miles de años.
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