jueves, 14 de septiembre de 2017

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 94 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus)....2




. Lo que pasa es que tengo un problema en la cración de los humanos y sé que ustedes me ayudarán a solucionarlo”. “Tranquilícese gran dios Ewandama. Ya tendremos tiempo para hablar de eso y para arreglar las cosas que han quedado mal” le dijo Millaray viendo la ansiedad del dios y su agitación frente a ellos.       
Lo invitaron a caminar  para que se calmara.
Hablaron mucho  “Mi mundo está incompleto e imperfecto, les decía Ewandama. Siento que falta algo importante pero no caigo en cuenta que es. La gente nacida de las mujeres con los animales, han puesto este mundo al revés y necesito arreglarlo porque así como está, no debe ser. Tengo la idea de la perfecta creación pero no logro darle forma para arreglar éste desorden. Por eso deben ayudarme. Aconséjenme, quizás he perdido facultades por falta de uso” suplicaba Ewandama mirando a Millaray y a Cajamarca sin quitarles la vista porque los veía atractivos y sabios.
Ese día pasó velóz y llegó la noche espesa. “Voy a hacerles una invitación especial” dijo de pronto Cajamarca acercándose mucho a Ewandama y a su hijo que estaba a su lado sin decir nada. “Quieren venir con nosotros a dormir en las espaldas del cóndor? Ahí estarán cómodos y pasarán una noche excelente” terminó diciéndoles, escuchando al cóndor que decía en alta voz mas allá, como a sesenta metros “Está buena esa invitación que le hace al dios Ewandama y a su hijo, joven cajamarca, porque para eso vine aquí. Para hacerme amigo de ellos y porque desde hace tiempos ellos también quieren conocerme. Vengan, suban a mi espalda. Pasarán una buena noche entre mis plumas”. “Verdad gran pájaro de las estrellas? Usted quiere que durmamos en sus costillas, metidos entre sus plumas?” le preguntó el dios al cóndor, corriendo encontrándolo acurrucado entre gigantes árboles y al pie de una alta peña que lo protegía del viento y del sereno. “Voy a bajar un ala para que se agarre de ahí, y yo lo subiré a mi espinazo” le dijo el buitre a la vez que llegaban Cajamarca, Millaray y el hijo de Ewandama que miraba y escuchaba todo en gran silencio.

Entonces Cajamarca se acercó al ala que el buitre había descolgado y cogiendo a Millaray de la mano, le enseñaron al dios y a su hijo como cogerse de las plumas para ir seguros, y cuando todos estuvieron listos, le gritaron al ave “Levántenos pues, Cóndor de los Andes. Llévenos a sus costillas” y el cóndor con un movimiento suave, levantó a sus amigos que en un momento estuvieron en su espalda buscando allí buen sitio para pasar la noche. “Esto es lo mejor que puede pasarnos con amigos como ustedes” dijo de pronto Ewandama sentándose y escondiéndose entre las plumas en un juego infantil e ingenuo.






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