A
medida que bebían del agua del árbol y que ésta hacia su efecto en los peces,
las aletas se les cambiaban en brazos y en piernas, y su cara iba cambiando
milagrosamente tomando la misma apariencia que su dios Caragabi.
Esos
peces nadaban incansables orientándose
con la voz del dios que percibían
nítida en los torrentes, igualándose en sus velocidades de agua, con el vuelo
del cóndor, que iba incansable por el claro y caliente espacio, encontrando por
fin las tierras del Chocó donde se quedaron a vivir todo el tiempo, porque
supieron que ese era su paraíso, donde aprendieron las cosas del mundo y de la
vida diaria, y donde su descendencia crecía sin parar.
Esos
peces, reunidos ahora en el chocó y convertidos por la magia del agua del árbol
Genene en hombres y mujeres con pensamiento y sentir, crearon el pueblo de los Emberá-Catìos,
que andaban confundidos en las selvas y en las orillas de los ríos como seres
en pena, sin saber que hacer.
Con
los días sintieron necesidad de tener un sitio para dormir porque en algunas
épocas las noches eran frias y no tenìan donde abrigarse para sentir calor y descansar
tranquilos sin ser atacados por los bichos nocturnos y por raros y miedosos
animales que se les acercaban con los ojos brillantes y los músculos potentes
con ganas de tragárselos.
Vieron
entonces que los àrboles podìan protegerlos con sus ramas, y porque estando
arriba del suelo, muchos animales no podrían atacarlos.
Cargaron
entonces gruesos y largos palos, amarràndolos con bejucos, subiéndolos y
acomodàndolos en las ramas de los àrboles mas poderosos, inventando zarzos que al final aprendieron a construir
volviéndose maestros en eso. Ahí se
tiraban a descansar, a la vez que se ponían ágiles subiendo por los bejucos y
por los gruesos tallos, semejante a como lo hacían los micos…… Despues de
algunos meses, cayeron en cuenta que muchas hojas del bosque, grandes y
gruesas, los protegían dándoles calor en las noches.
Fue
así como se arroparon, sintiéndose inteligentes y dueños de la tierra.
Empezaron
a usar su pensamiento.
Vieron que las pieles de los animales cazados,
podían protegerlos, y cortándolas con piedras a las que les sacaban filo en rocas grandes, se las acomodaron en la
espalda, en el pecho y en la cintura, protegiendo
su cuerpo…..Eran hombres fieros, como los animales de la selva.
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