martes, 1 de noviembre de 2016

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 52 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus).........2




Cajamarca y Millaray estaban maravillados viendo tan grande multitud, como nunca  habían visto. “Nos están llamando, nos están haciendo señales. Quieren que bajemos” dijo el anciano jefe Muzo asomándose peligroso a un lado del ave. Cajamarca lo cogió, no fuera a haber un desastre y cayera desde esa altura.  “Bajemos allá, al gran patio, donde está limpio y casi no hay gente ahorita” decía el indio señalando una largura plana, casi sin vegetaciòn que las tribus no habían ocupado hoy. El cóndor lo oyó, bajando sobre la indiamenta que no dejaba de mirarlo.
Finalmente cayó en un ángulo largo, pisando tierra y aleteando raro, dejando las alas extendidas  a modo de saludo.
La multitud se vino en carrera enloquecida.
Querían verlo muy cerquita y también tocarlo. “Que pájaro tan grande y tan lindo” decía uno. “Es el pájaro de las estrellas. Lo mandaron los dioses a la elección del cacique” dijo otro. “Y como supo lo que vamos a hacer?”  añadió otro mas. “Lo que pasa es que los dioses son sabios. Como todo lo saben, mandaron el pájaro de fuego para que nos ayude en la elección”.
La multitud se acercaba despacio. Pensaban que podría devorarlos de un picotazo, o destruirlos con sus garras,  hasta que Cajamarca, Millaray, el anciano jefe Muzo, y el indio mensajero se pararon de repente en las costillas del pájaro.
Ahí fue el asombro, la incredulidad, el reir, la malicia colectiva, porque  viendo al indio Guane acompañado por el jefe Muzo al que todos conocían, y al ver a Cajamarca y a Millaray, no supieron que pensar ni que hacer. Entonces el indio viajero comprendió el asombro de las tribus, y gritando a todo pulmón dijo “A mi me mandaron al pueblo de los Muzos para que invitara al cacique de allá a la elección que haremos de nuestro máximo jefe que pronto tendremos. El noble anciano ha venido con nosotros, como ven, pero como allá estaban los hijos del dios Are, que viajan en el cóndor de las estrellas, nos invitaron a que nos viniéramos con ellos en èsta ave milagrosa, porque quieren darse cuenta como se elige a un cacique en éstas tierras.

 “Ellos son hijos de Are, el dios de los Muzos?” preguntó uno, perdido en la multitud. “Si, son hijos de Are y tenemos que estar contentos que hayan venido en ésta fecha. Ellos como hijos de los dioses, pueden ayudarnos en la elección”. “Pero bajen, bajen ya para atenderlos como se  debe” gritó el bravo cacique Macaregua, abriéndose paso entre la gente tan apretada que no permitían ni un respiro.








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