jueves, 24 de septiembre de 2015

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 2 (La desconocida y fantàstica historia de los pueblos indìgenas de Columbus) Libro segundo



Cuando se dieron cuenta, Cajamarca y Millaray se encontraron solos bajo las primeras luces del sol.
Todos se habían ido ya,  y la única diosa que los acompañaba era Bachué, porque hasta la diosa Chia que había estado todo el tiempo con el joven Cajamarca, tuvo que retirarse apresurada porque no podía quedarse sin la luna, su casa que había desaparecido por completo al otro lado de las montañas huyéndole al sol que tanto la perseguia.
El cóndor llegó junto a ellos dando largos saltos y aleteando mucho para calentarse  “Veo que todo ha terminado de manera muy ligera, y ha llegado un nuevo dia. Ya nos vamos princesa?”. “Si cóndor. Viajaremos al imperio Chibcha. La diosa Bachué nos ha invitado a su naciòn para que visitemos las tribus de allà y para que preguntemos donde queda la montaña brillante”. “Si? Ah bueno. Estoy dispuesto a volar a donde me digan. Una fuerza poderosa me acompaña ahora” contestó el ave bajando el ala para que sus amigos subieran a su espinazo.
Cajamarca se acomodó el Tunjo en la espalda, haciéndole  una especie de cuna con la ruana, donde el bebé iría cómodo y sin problemas. De esa forma se alistó agarrándose de las plumas, mientras Millaray aconsejaba a Bachué  “Solo agárrese fuerte de las plumas gruesas, diosa, que el cóndor subirá el ala y nos acomodará en su espalda que es muy amplia”. “Bueno” contestó la divina, y cuando el cóndor vio que estaban preparados, levantó el ala suavemente, llevándolos a sus costillas donde los viajeros se dejaron caer, acomodándose como mejor pudieron. En ese instante llegó el pájaro de mil colores cantando animado porque sabía que iba a nuevas tierras, donde conocería mas pájaros y donde fácilmente ayudaría con su canto a la princesa y a su amigo Cajamarca, como lo había hecho en otras partes.
Corrió el cóndor en una larga carrera batiendo las alas, elevándose en el aire templado del Líbano, tierra que lo había impresionado gratamente. Llevaría en su recuerdo la asamblea de los dioses que había visto y que le había parecido excepcional. Estar entre dioses, magos y hadas no sucedía todos los días.
Voló fuerte escuchando lo que Bachué, su importante viajera decía  “Desde hacía mucho, quería volar en el cóndor de los Andes como ustedes lo hacen. Viaja uno rápidamente mirando los paisajes, la naturaleza completa y los pueblos sin problemas”. “Si. Desde aquí hasta su imperio, diosa Bachué, hay un trayecto largo que puede aprovechar para ver todo tranquilamente, y para que disfrute de la magia de viajar así”.
Se quedaron callados largo rato, sintiendo el viento frio del espacio y de las montañas.


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