viernes, 25 de abril de 2014

EL PAIS DE LA NIEVE Y LA MONTAÑA BRILLANTE 31 (La desconocida y fantástica historia de los pueblos indígenas de Columbus)







Conocimos todo eso pero no logramos encontrar la flor milagrosa que nos hubiera hecho poderosos e inmortales como Are. . .Ahora tenemos que seguir viajando a ver que nos tiene el destino” terminó de decir Cajamarca siendo escuchado  por el pueblo que se había acercado en silencio para oirlos.
“Deberían ir donde los indios Guane que en éstos días nombrarán nuevo cacique, sometiéndolo a duras pruebas Harán competencias duras, de gran resistencia física, ofrendas a sus dioses, y sacrificios largos para recibir conocimiento, sabiduría y así elegir al mejor. Si ustedes van, el pueblo estará doblemente contento. Su visita será para ellos como si las estrellas los acompañaran y como si el pájaro del cielo les llevara un mensaje.
El gobernante elegido, será fuerte de cuerpo, lúcido de mente y bondadoso de corazón. Así que nombrarán a un hombre valiente y sabio. Ese cacique quizás tendrá el conocimiento para que les diga lo que deben hacer y a donde deben ir para encontrar la montaña brillante” les aconsejó el anciano jefe que también viajaría allá, porque había recibido la invitación de elección del cacique, a través de un indio que vino corriendo velóz por las montañas y los valles. “Allá en una choza está descansando el indio que me trajo la invitación para asistir a la elección del cacique. Con el me iré pero será un viaje difícil porque ya estoy cansado. Mis años se han convertido en una carga que me impide moverme fácilmente”. “No se preocupe gran jefe Muzo, se va con nosotros. Nos vamos en el cóndor de los Andes y así llegaremos rápido allá, y sin problemas” dijo Millaray contenta de seguir viajando en el buitre.
Entonces el gran jefe dijo “Gracias por permitirme acompañarlos, pero espérenme un momento me alisto junto con el mensajero Guane que también se devolvera con nosotros”. “No hay problema. Traiga al mensajero, que en el cóndor hay espacio para todos” le dijo Cajamarca volteándose a las montañas cercanas, haciendo bocina con las manos para que el ave lo escuchara “Cóoondor de los Andeeees, cóoondoooor de los andeeees, venga inmediatamenteeeeee”. Al poco tiempo vió venir al buitre en su vuelo suave pero poderoso.
Llegó como una seda, descolgándose de la neblina, rompiéndola en pedazos con su fuerza. El pueblo se vino corriendo para verlo y admirarlo, mientras el ave saludaba a Millaray y a Cajamarca “Gggrrrr, gggrrrrrr” que se le acercaron agarrándosele de una vez del ala para que los subiera a su espinazo. Allá se acomodaron como sabían hacerlo, esperando al jefe Muzo que pronto apareció apretujado entre la muchedumbre, acompañado del mensajero Guane que no hacía sino mirar al buitre con temor e incredulidad. “Agárrense de las plumas del ala, que el cóndor los traerá hasta aquí. Estén tranquilos” les dijo Cajamarca empujando el ala del pájaro, que la bajó en un segundo. Los dos hombres pronto se vieron alzados por encima de la gente y puestos asombrosamente en unas anchas y largas espaldas emplumadas donde se sintieron tibios y cómodos. Quedaron al lado de los jóvenes que muy animados les indicaron qué hacer para que estuvieran seguros y sin peligro de caerse “Métanse entre las plumas para que el frio no los penetre y para que la altura no los asuste” les dijo Millaray ordenándole al cóndor  “Cóndor de los Andes, vámonos pues. Coja la dirección correcta del pueblo de los Guane”. “Como ordene princesa. Eso no está muy lejos. Pronto llegaremos allá” contestó el ave impulsándose hácia arriba, porque el pueblo no le daba espacio para correr y encaramarse en el viento. Pronto estuvieron sobre la gente que gritaba y saltaba diciendo “Adioooos y que vuelvaaaaan, hijos de Are, hijos de las estrellas. No nos olviden, que nosotros tampoco los olvidaremos” mientras cóndor se deslizaba en una especie de juego con el viento, dando vueltas encima de las chozas a modo de despedida para luego irse entre la fria neblina que los hizo invisibles en poco tiempo.
  “La capital de los cacicazgos Guane”, dijo de pronto el cóndor volteando un poco la cabeza llamando la atención de sus viajeros “La capital de las tribus Guane, queda en la meseta de Gérida, que quiere decir “Tierra parecida al cielo”, de modo que volaremos allá sobre poderosas montañas y hondos cañones como el Chicamocha, que forma parte de los territorios Guane. 





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